¿Ha entrado Podemos en un escenario de derrumbe?

El destino de la formación depende de su reconfiguración territorial y del plausible resurgimiento electoral de Ciudadanos

Chapas corporativas de Podemos
Chapas corporativas de Podemos

El futuro de Podemos supone una de las grandes incógnitas de la política española a medio y largo plazo. La formación, creada en el laboratorio politológico de la Universidad Complutense de Madrid, fue concebida en sus inicios como un proyecto apartidista que denunciaba las prácticas del bipartidismo y el sostenimiento del denominado “régimen del 78” por parte de los dos principales actores políticos. Este experimento académico evolucionó rápidamente tras la coyuntura social desatada tras el éxito del 15M durante la primavera del año 2011. 

Podemos transitó rápidamente desde los marcos teóricos y el activismo social hacia la actividad parlamentaria. En los comicios de 2015, la formación morada consigue 5 millones de votos, el 21% del sufragio y la victorias en plazas tan importantes del país como Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Coruña, Santiago de Compostela o Cádiz. Este supone su techo de voto: la formación no ha conseguido desde entonces superar o revalidar esos resultados, y desde mayo de 2019 se mueve en una horquilla entre el 11 y el 13% del porcentaje de voto en todas las encuestas publicadas

La llegada de Unidas Podemos a las instituciones no ha cambiado la inercia de la formación en las encuestas estatales. Más bien lo contrario: su situación a nivel autonómico es decididamente peor. La coalición confirmada con Izquierda Unida fue la gran perdedora en las elecciones gallegas y vascas. En Galicia, su filial de En Marea pasó de una cifra de 14 escaños a salir del parlamento gallego, sin superar el 5% del voto en detrimento del Bloque Nacionalista Galego. Mientras, en Euskadi, Elkarrekin-Podemos pasó de los 11 a los 6 escaños. El socio principal de la coalición tampoco rentabilizó sus meses en la Moncloa bajo esta fórmula -fue superado por el BNG en Galicia como alternativa al feijooísmo. 

¿Por qué Podemos ha fracasado en su implementación en estos territorios periféricos, incluida Cataluña? En su ensayo De los Errores de Podemos a la propuesta federal, el profesor de la UCM Armando Fernández argumenta que la apuesta de reconocimiento identitario de las diferentes regiones españolas jamás podrá competir con sus adversarios regionalistas o independentistas. Otros académicos coinciden en este punto. “Aunque Podemos se ha beneficiado de la red de oportunidades que ofrece el sistema multipartidista español, también se enfrenta a las dificultades de lidiar con la heterogeneidad territorial y las diferentes dinámicas de competición política en feudos autonómicos y locales”, explican los politólogos Juan Rodríguez, Óscar Barberà (UV) y Astrid Barrio (UAB) en este artículo académico para la revista South European Society and Politics. “Esto es común en regiones con partidos regionalistas de izquierdas como Cataluña, la Comunidad Valenciana o Galicia. En consecuencia, el partido debe adaptar su estructura, ideología y estrategia electoral para acomodarse a esas diferencias en su proceso de organización”.

La revalidación de Ada Colau al frente del consistorio de la plaza de Sant Jaume en 2019, propiciada por los votos de Manuel Valls y otros dos afines para impedir la conquista del ayuntamiento por parte del independentismo, fue una excepción en el mapa nacional. Ni siquiera Cádiz puede contarse entre las filas moradas. José María González, Kichi, está adscrito a las tesis regionalistas de Adelante Andalucía, formación de su pareja Teresa Rodríguez, cuyas diferencias con la formación estatal resultaron irreconciliables. La dirigente ha sido recientemente expulsada del Parlamento andaluz bajo la renovación de un pacto anti-transfugismo desempolvado para expulsar a sus ocho diputados, con el acuerdo de Podemos a nivel autonómico y la permisividad de la sede nacional.

El partido morado tiene grandes retos por delante para conseguir superar con éxito la etapa del gobierno de coalición. La estrategia de Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados se fundamenta en aislar a Ciudadanos en el tablero político para evitar que se convierta en un actor relevante. Iglesias necesita conservar su cuarta plaza en las encuestas -tercera, en caso de que suficientes votantes de Vox regresasen al Partido Popular- para tratar de renovar el gobierno de coalición de izquierdas en las futuras elecciones, previstas teóricamente para el año 2023. Impedir, en definitiva, que Ciudadanos recupere un porcentaje suficiente de votos para que el PSOE, de mantenerse el status quo actual, lo elija como aliado de cara a la siguiente legislatura.

 

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