Este invierno tan seco y caluroso, ¿es el anticipo del cambio climático?

Las primeras semanas de este invierno se están caracterizando por unas temperaturas y precipitaciones poco habituales para esta estación del año. Sin embargo, ¿se puede afirmar que esta anomalía en lo meteorológico es consecuencia del cambio climático?

Los expertos en meteorología consultados coinciden en señalar que en los próximos inviernos las temperaturas mínimas van a ser cada vez más altas, hasta llegar a un punto donde no se sentirá el frío, como consecuencia de las variaciones que está experimentando el clima. La tendencia es cada vez a un tiempo más cálido, que coincide, precisamente, con ese cambio de temperaturas al alza previsto en la zona mediterránea como consecuencia del cambio climático.

El margen cada vez más estrecho entre el promedio de la temperatura mínima y la máxima es el efecto neto que trae consigo el cambio en los patrones del clima. Las temperaturas diurnas son bastante calurosas para el invierno, según los expertos, debido al anticiclón instalado sobre la Península Ibérica. Sin embargo, las mínimas durante la noche también son frías -aunque la percepción ciudadana pueda ser otra- producto, asimismo, de los cielos despejados.

De la mano del incremento del calor, también se está experimentando una disminución de las precipitaciones en las épocas de invierno y el aumento de los días secos consecutivos. Las lluvias se van concentrando en el verano y van escaseando en el invierno. Los meteorólogos vaticinan un aumento en las frecuencias de las tormentas severas en el verano, aunque también en los días fríos cabrá esperar más días secos consecutivos.

Para los expertos no ha pasado desapercibido este invierno, especialmente, la escasez de lluvias, sobre todo, el pasado diciembre. Las precipitaciones han descendido hasta un 30% con respecto al mismo mes del año pasado. En cambio, en enero –apuntan- si es más normal este tiempo anticiclónico.

El 2011 se convirtió ya en el más cálido de la historia en España. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), fue un periodo “extremadamente cálido”. Se trata del año más cálido de la serie histórica, con una temperatura media ligeramente por encima de la del año 2006, que con 16,67º C había sido el más cálido hasta el momento. Las predicciones realizadas por expertos de la Aemet a partir de los principales modelos de estudio que se utilizan en el mundo concluyen que el aumento de las temperaturas a lo largo de las próximas décadas encaja con el incremento que han experimentado durante la segunda mitad del siglo XX.

Pero, ¿cuál es la previsión para lo que queda de invierno? ¿Seguirán la estabilidad y las temperaturas suaves durante los próximos meses? Pues bien. Es complicado predecirlo con tanta antelación. Sin embargo, los expertos auguran un mes de febrero lluvioso, pero no con precipitaciones abundantes en forma de temporal, que ayudarían a paliar la sequía de estas últimas semanas. Por ello, otro de los fenómenos clave en los meses de invierno que quedan por delante es la nieve. Y, en este sentido, aunque habría tiempo hasta aproximadamente finales de abril para esperar más nevadas en las cumbres más altas, las previsiones tampoco son halagüeñas. La nieve sería imprescindible para mantener las reservas hídricas, en caso de una primavera y verano extremadamente secos.

Según los expertos, los efectos del cambio climático serán globales y de ellos no se librará ninguna región del mundo, pero serán diferentes en cada una. En España, las variaciones se apreciarán más en verano que en invierno, con severas olas de calor, que pueden repetirse cada cinco años. Las regiones españolas más afectadas serán las mediterráneas, ya que son las que soportan un mayor “estrés climático” y se encuentran ya en la actualidad cerca de los “límites” en términos de precipitación y de temperatura.

En el peor de los escenarios posibles (el de mayores emisiones de dióxido de carbono), todos los modelos predicen un incremento sostenido de las temperaturas a lo largo de los tres periodos del siglo XXI. Coinciden en que las máximas aumentarán en el periodo 2011-2040 (entre 1 y 2,5 grados) en toda la Península y en Baleares; en el periodo 2041-2070 la subida será mayor (entre 3 y 5 grados) en todas las regiones del interior, y en el último periodo (2071-2100), podrían subir por encima de los 6 en todas las regiones del interior, entre 4 y 5 grados en el litoral mediterráneo y sobre los 4 en la cordillera cantábrica.

 

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