¿Las medidas anunciadas por Ayuso para las madres pueden ser un remedio a la caída de la natalidad en España?

Bebé recién nacido.
Bebé recién nacido.

La Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunciaba el 17 de junio una nueva ayuda económica para las mujeres embarazadas. Las medidas consisten en una dotación de 500 euros al mes para todas aquellas mujeres que den a luz antes de los 30 años de edad y tengan una renta inferior a los 30.000 euros al año. La recibirán desde los 5 meses de gestación hasta los 2 años de edad del hijo, un total de 29 meses.

 La presidenta ha anunciado que sólo se aplicará a todas aquellas mujeres que lleven al menos 10 años empadronadas en la Comunidad, y se calcula que podrán optar a ella entre 12.000 y 14.000 mujeres.

Con esto, Díaz Ayuso pretende hacer frente al reto de la natalidad, ya que afirma que la “mayoría de españolas desearía tener más hijos” pero las condiciones económicas no se lo permiten.

Esto puede ser un precedente a nuevas medidas enfocadas al aumento de la natalidad a nivel nacional pero, ¿se pueden extrapolar estas medidas a toda España? ¿Son realmente eficaces o no serán suficientes ante el problema poblacional que está sufriendo nuestro país?

El problema de la natalidad en España

Albert Esteve, director del Centro de Estudios Demográficos y profesor de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, piensa que las ayudas sociales propuestas por Isabel Díaz Ayuso producirá un aumento de los nacimientos en la Comunidad de Madrid pero que, a efectos demográficos, no son lo suficientemente eficaces. Aunque sea una buena propuesta, asegura, no combaten el problema de raíz.

Esteve señala que el problema de la natalidad en España no viene porque las parejas no quieran tener hijos, sino porque no tienen el número de hijos que verdaderamente desean. Para resolver esto, hay que conocer las causas de por qué no alcanzan sus deseos reproductivos.

El profesor señala que la principal razón es que antes de los 30 años la mayoría de españoles no quiere tener hijos, y es a los 28 cuando empiezan a tener la idea de ser padres. Esto acorta la edad fértil de los adultos y repercutirá en una disminución del número de niños de cada pareja.

Pasada la treintena el problema varía, y ya no es tanto cultural como material. Para todos aquellos que quieren ser padres durante esta época o incluso antes, los principales problemas con los que se encuentran son las condiciones del mercado laboral y la dificultad de la emancipación juvenil. “A los 30 años los españoles no estamos preparados para tener hijos”, señala. Estos dos pilares son para Albert Esteve la principal razón por la que los jóvenes retrasan cada vez más la edad para ser padres y donde hay que poner la atención para aumentar la natalidad en España.

Trabajos temporales, sueldos bajos, niveles de paro muy elevados y el difícil acceso a la vivienda hace que a la mayoría de parejas jóvenes les sea imposible mantener uno o varios hijos.

 

Es por eso que las políticas necesarias para aumentar la natalidad en España, aclara el director del Centro de Estudios Demográficos, son las de empleo y emancipación juvenil, y las ayudas a las madres propuestas por la Comunidad de Madrid no inciden en esto.

Albert Esteve señala que tampoco es muy eficaz enfocar esta dotación a las rentas bajas, ya que aquellas mujeres con un mayor sueldo y estudios superiores tampoco quieren ser madres jóvenes, y que se trata de un sentimiento generalizado entre la juventud.

Según él, la solución pasaría por adoptar unas políticas de empleo y emancipación juvenil, permitiendo a las parejas que lo deseen que durante su juventud tengan la seguridad necesaria para empezar a tener hijos. Esto se consigue con un mercado laboral fuerte con una baja tasa de paro estructural y con ayudas que permitan la posibilidad de conseguir una casa propia a temprana edad.

A partir de los 30, cuenta el profesor, el principal problema una vez siendo padres es el cuidado de los hijos. Por los horarios laborales, muchas mujeres tienen que salir del mercado laboral para hacerse cargo de los recién nacidos o tienen que apoyarse en los abuelos para que los cuiden. Otra medida para el aumento de la natalidad, por tanto, serían las políticas de escolarización, la mejora del sistema de guarderías que tendría que hacerse universal para posibilitar a las madres el seguir trabajando.

La disminución de la natalidad y el retraso de la edad de ser padres es una tendencia global en los países desarrollados, pero en España se ve marcada por las condiciones materiales a las que se ven sometidos los jóvenes. Otros países como EE.UU., señala Albert, aunque no tiene ayudas a la maternidad consiguen aumentar el número de hijos por pareja con un mercado sólido y dinámico, que permite a los jóvenes emanciparse nada más graduarse, en muchos casos. Suecia es el ejemplo contrario, y hasta hace poco, tenía una buena tasa de natalidad gracias a las prestaciones sociales que se ofrecían para una emancipación temprana.

En Europa, el número personas que no quieren tener descendencia no supera el 10%, sin embargo, un 26% de la población acaba sin tener hijos. Las condiciones laborales y el acceso a la vivienda son la principal causa de esto ya que, como señala el profesor, “todo pasa por el trabajo”.

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