¿Qué está pasando en Honduras y qué pinta España en la situación?

Lo ocurrido en Honduras es algo hasta ahora nunca visto y que está enfrentando a la derecha y a la izquierda en el ámbito internacional.

-         Técnicamente, lo ocurrido en Honduras es un golpe de Estado. El Ejército sacó nocturnamente al presidente Manuel Zelaya del país, rumbo a Costa Rica, en una actuación cuya puesta en escena ha sido universalmente criticada.

-         Aun así, la expulsión de Zelaya de la presidencia y del país, realizada de manera incruenta, vino precedida por las órdenes de la Corte Suprema hondureña ante las violaciones de la ley de un Manuel Zelaya contra quien la Fiscalía del país centroamericano ha presentado ya dieciocho cargos, entre ellos traición a la patria, abuso de autoridad y usurpación de funciones. Hay orden de búsqueda y captura cursada a la INTERPOL.

-          Según la Constitución de la república, las Fuerzas Armadas del país tienen como labor defender el orden constitucional. Tampoco están previstos mecanismos rápidos de deposición del presidente.

-         Así, la crisis en Honduras tiene la peculiar característica de afectar a todas las instituciones del país –Presidencia, Poder Judicial, Fuerzas Armadas. La sustitución del presidente ha recaído en quien debía recaer, el presidente del Congreso, Roberto Micheletti. Las instituciones legislativas y judiciales han seguido su funcionamiento con normalidad.

-         Honduras tiene toque de queda y se han puesto en suspenso diversas libertades básicas - manifestación, inviolabilidad del domicilio, asociación, garantías en la detención y libertad de movimientos por el país- pese a no haberse decretado el estado de sitio.

-         Respaldado por buena parte de la población, el Congreso, el Poder Judicial, las Fuerzas Armadas y sectores empresariales, Micheletti se va afianzando internamente cada día que pasa, al tiempo que crece el rechazo externo por parte de países y organismos internacionales. Esta es otra de las peculiaridades de la situación hondureña: Zelaya era, en el momento de su deposición, el presidente menos popular de las Américas, y el cambio de presidente cuenta con gran apoyo entre la población. Sin embargo, todas las instancias internacionales abogan por el regreso de Zelaya. Se rumorea que la CIA devuelva a Zelaya a la presidencia si bien, cada día que pasa, Micheletti se hace más fuerte, sobre todo dentro del país.

-         Ha sido Hugo Chávez quien ha encabezado la campaña para la restitución de Zelaya, prometiendo incluso “un baño de sangre” de no cumplirse este extremo. EEUU también ha condenado la deposición. España ha arrastrado a los pocos países de la UE con embajada en Tegucigalpa para que retiren a su embajador. La UE ha suspendido las negociaciones del acuerdo de asociación con Centroamérica y la Organización de Estados Americanos prometió sanciones contra el gobierno de Micheletti hasta la reciente renuncia unilateral de Honduras a la OEA. Se han congelado ayudas internacionales de la ONU y del Banco Mundial, y se prevé que se congelen las de EEUU. Sólo el aislamiento internacional parece ya que puede deponer a Micheletti.

-         Con todo, el problema mayor de Honduras radica en Zelaya. El presidente depuesto, candidato del derechista Partido Liberal, es por origen miembro de una de las familias oligárquicas del país. Sin embargo, a partir de 2007, en lo que se ha dado en llamar “una conversión paulina”, abandonó su programa electoral para seguir las políticas del “socialismo del siglo XXI” chavista. Así, ha venido enmarcándose en el eje de estas políticas, solicitando su ingreso en el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas) y engrosando así el número de satélites de Chávez, dejándose fotografiar con Daniel Ortega y Raúl Castro, entre otros.

-         Zelaya, además de haber supuestamente abusado de los recursos del Estado en su favor, ha sido depuesto fundamentalmente por haber buscado una consulta popular para cambiar la Constitución de la República y optar indefinidamente a la Presidencia, de la que debía salir el próximo enero. Zelaya no tenía poderes para convocar este tipo de consultas ni para proclamarse Jefe de la nueva Asamblea Nacional Constituyente, según había previsto, y disolver los otros poderes del Estado. Lo cierto es que el Congreso tampoco podía constitucionalmente deponer a Zelaya y, siendo este acusado de delitos, tenía que haber sido puesto a disposición de un juez hondureño.

-         Así, el escenario previsto cada vez contempla menos el eventual regreso de Zelaya. Se intuye que los golpistas intentarán aguantar en el poder hasta noviembre, mes al que se adelantarían unas elecciones generales que cuentan ya con candidatos bien conocidos por la población.

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