¿Es posible irse de vacaciones estando en el paro?

Con más de cinco millones de desempleados y casi dos millones de hogares con todos sus miembros en paro, disfrutar de unas vacaciones de verano puede parecer un deseo inalcanzable para muchos españoles. Sin embargo, no es imposible organizar un viaje con el presupuesto ajustado de aquellas familias con más dificultades para llegar a final de mes. Vea algunas propuestas.

La crisis económica está obligando a la mayoría de los españoles a abrocharse el cinturón y a reducir gastos que no son imprescindibles. Esta austeridad en los presupuestos domésticos lleva a muchas familias a ‘sacrificar’ sus vacaciones lejos de su lugar de residencia.

Sin embargo, existen alternativas muy baratas a las vacaciones que muchos españoles estaban acostumbrados a disfrutar hace unos años. Según las agencias de viajes y webs especializadas consultadas por El Confidencial Digital, las claves para poder viajar este verano a bajo coste son tres: acortar, planificar y comparar.

Chollos en la costa: cinco días para cuatro personas por 300 euros

Cada vez es más evidente la tendencia a acortar las vacaciones: si hace años lo normal era irse al menos dos semanas, la crisis ha provocado un aumento de las “escapadas” de entre tres y cinco días, lo que supone una buena medida de ahorro sin renunciar por completo a un viaje veraniego.

Además de acortar el tiempo, los españoles también están acortando la distancia desde su lugar de residencia habitual a su destino de descanso. Los puntos de veraneo nacionales suben mientras descienden los viajes al extranjero.

En España, las zonas más baratas son aquellas con una gran concentración de hoteles, como la zona de Benidorm y la Costa Blanca, en Alicante, o el litoral de Málaga y Granada. En estos destinos se pueden encontrar chollos para familias de cuatro personas: cinco días por un total de 300 euros.

La mayoría de españoles, según las agencias consultadas, prefiere ir menos días, pero tener todos los gastos incluidos, ya que normalmente reservar un hotel a media pensión para comer fuera del hotel no compensa. Pero también hay alternativas al hotel que pueden resultar más baratas.

Campings, bungalows, intercambios de casas…

Muchos veraneantes con presupuesto reducido prefieren un apartamento a un hotel para poder comer allí antes que en un restaurante de playa. Otras opciones similares para ahorrar, y muy apropiadas para familias, son las caravanas de camping y los bungalows.

 

También hay que tener en cuenta que varias empresas y asociaciones ofrecen alojamiento gratis a familias afectadas por un proceso de desahucio o por una situación de paro prolongado.

Existen nuevas ideas para ahorrar en vacaciones. Por ejemplo, el intercambio de casas, que permite disfrutar gratis de unos días en la vivienda de otra familia, al mismo tiempo que cedemos nuestra casa a otros participantes en este tipo de trueques.

No dejar los planes para última hora

Las agencias de viajes y las webs consultadas coinciden en las ventajas que tiene planificar con bastante antelación las vacaciones de verano, sobre todo si se tiene un presupuesto muy reducido.

Lo primero que hay que hacer es decidir cuánto dinero podemos gastar en este viaje, para así no llevarse sorpresas desagradables durante la estancia.

Con bastante tiempo de antelación hay que empezar a consultar en muchas agencias de viajes para así encontrar las mejores ofertas antes de que se agoten. Hay que tener en cuenta que los negocios de hostelería y transporte suelen subir los precios a medida que se acerca la temporada estival, por lo que conviene adelantarse.

También hay que comparar exhaustivamente las ofertas disponibles para decidir el destino, las fechas, los medios de transportes, los alojamientos y las actividades más asequibles para el bolsillo.

Evitar la temporada alta y ser flexible con las fechas

La fecha del viaje es una de las decisiones más decisivas para el precio final. Viajar en avión, en una compañía de bajo coste, puede suponer un ahorro importante si no tenemos unos días rígidos de salida y retorno.

En el caso de familias con muchos o todos sus miembros en paro, esta flexibilidad puede ser mayor y permitiría evitar las fechas más comerciales (fines de semana, primeros o finales de mes, festivos) que resultan más caras.

Otro consejo a tener en cuenta es evitar los días más concurridos y, por tanto, con precios más elevados. Agosto es el mes más caro, si bien en torno al día 24 empiezan a rebajarse los precios. Según las agencias consultadas por ECD, el mejor mes es septiembre: "Por ir sólo una semana más tarde te puedes ahorrar hasta un 30 ó un 40%".

Por tanto, la crisis económica y el paro no son obstáculos insalvables para las familias que quieran disfrutar este verano de su merecido descanso. Las ofertas “low cost” permiten viajar por nuestro país a precios asequibles para todos los bolsillos.

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