¿Por qué el voto del PP se fuga a Ciudadanos?

La irrupción de Ciudadanos le ha creado al PP una situación insólita. Nunca antes habían competido con otra formación en su espectro ideológico y, además, con el agravante de producirse en el momento de mayor desgaste de la marca del partido. Pero, ¿por qué el voto se está fugando hacia la formación de Albert Rivera?


Albert Rivera en un acto de Ciudadanos.
Albert Rivera en un acto de Ciudadanos.

Ciudadanos le está disputando al Partido Popular un espacio electoral que considera propio, lo que le resta apoyos vitales para lograr concejales o restos que sirven para obtener escaños (algunos se disputan por centenares de votos) y, en definitiva, debilita notablemente su poder territorial.

Lo más parecido a este escenario amenazante para el PP es la aparición en 2011 de UPyD. Pero con la notable diferencia de que entonces los populares estaban en pleno avance, lo que les llevó a la mayoría absoluta en las generales y unos meses antes a acumular el mayor poder territorial que jamás había tenido un partido en España. Pero, ¿por qué ese trasvase de votos hacia Ciudadanos?

Fuerza joven para castigar al bipartidismo

Una de las fugas más importantes del PP hacia Ciudadanos está siendo la del voto joven. Hay que destacar que el partido de Albert Rivera ha logrado notables resultados en ese sector en las andaluzas. Mientras, los populares admiten que tienen grandes dificultades para llegar a los más jóvenes.

En un momento de nuevos líderes y renovación de todos los partidos, el PP tiene imposible dar esa imagen. Esa situación se agudiza para las generales porque es muy probable que el PP sea el único gran partido que no cambia de candidato. Por eso, han surgido voces en el partido que plantean la necesidad de buscar medidas para el final de la legislatura, que puedan ser percibidas como positivas por los jóvenes, intentando acompañarlo de gestos políticos para buscar ese voto.

La última encuesta del CIS confirmaba que el bipartidismo en España está en riesgo serio de quebrarse. Apuntaba a que los dos grandes partidos no alcanzarían juntos el 50 por ciento de los votos en unas elecciones, precisamente por el avance de Podemos y de Ciudadanos.

Lo que viene a confirmar es la decadencia del sistema bipartidista como opción en las urnas, mostrando la tendencia del votante español a castigar a las dos formaciones que se han turnado en el poder desde los años 80.

Las dificultades y falta de ideas eficaces para salir de la crisis económica, unida a los escándalos de corrupción que han azotado al PP y al PSOE en los últimos años, han animado a parte de los votantes a decantarse por esas otras formaciones de nuevo cuño, con caras jóvenes y aires de renovación política. Hasta ahora, su opción de voto más probable era la abstención.

Al igual que Podemos, Ciudadanos ha tratado de mostrarse en público a su electorado como un partido conducido por una nueva generación de españoles. Trata de explotar su nula conexión hasta el momento con casos de corrupción, además de asumir que no tiene responsabilidades en la crisis al no haber tenido cuotas de poder relevante hasta ahora. Son dos de los factores prioritarios que le fortalecen.

Contundente contra el independentismo

Otra de las razones por las que las encuestas auguran buenos resultados a Ciudadanos en las elecciones autonómicas y municipales de mayo, y en las generales de noviembre en el conjunto del país, es por su indiscutible posición en contra de la independencia de Cataluña y sus críticas a todos los mensajes victimistas que han ido ‘vendiendo’  los nacionalistas.

Todas las declaraciones públicas de Albert Rivera han sido claras, a favor de que Cataluña se mantenga dentro de España y de Europa. “La independencia de Cataluña sería un fracaso” repite una y otra vez. Esto ha permitido a su partido ir poco a poco ocupando el espacio político que en Cataluña ha tenido el PSC-PSOE e incluso el PP, cuya oposición a la independencia es clara pero que a veces se ha defendido con tibieza para salvar pactos con CiU, y también ganando adeptos en el resto de España.

Los ejemplos son incontables. Además de insistir en su mensaje de que hay que superar las divisiones entre azules y rojos impuestas por la Guerra Civil, Rivera ha hecho declaraciones como ésta en una entrevista con Ana Pastor en La Sexta: “Me parece inmoral ganar votos con el ‘España nos roba’, como hacen algunos en mi tierra”.

Otro ejemplo: las ‘incursiones’ del F.C. Barcelona en política e independencia. El club de fútbol catalán tiene miles de seguidores en el resto de España que no ven con buenos ojos las declaraciones de sus dirigentes a favor de la independencia de la región. ¿Mensaje de Rivera? “Soy culé y si va a hacer política que nos avise porque me borro de un equipo que se sube al carro de la independencia pero no tiene narices a hablar de la corrupción de Pujol”. Y otro más: “Propongo recuperar el Barça de los españoles”.

Un tercer ejemplo. La prohibición de celebrar corridas de toros en Cataluña. Algo tan arraigado en todo el país, criticado por todos, Rivera también se apuntó a defender la Fiesta Nacional. En el Parlament, el líder de Ciudadanos aseguró que “yo no voy a los toros pero votaré para que Montilla siga yendo”. No sólo eso. Instó a CiU y ERC a no “borrar la Cataluña real”. Posteriormente, en una entrevista dio un golpe a los independentistas al asegurar que “hasta Lluís Companys iba a los toros”.

Cambio razonable frente al de Podemos

De las primeras pinceladas de lo que acabará siendo su programa económico para las elecciones generales, destaca en primer lugar el lema elegido: “El cambio sensato”. Un guiño al lema de uno de los partidos con los que quiere competir Ciudadanos, como es el caso de Podemos, contra quienes compite en frescura y novedad.

Albert Rivera y el catedrático de Economía y coordinador del programa económico del partido, Luis Garicano, se presentan con propuestas “para devolver a España su futuro”.

Ciudadanos habla de cambiar, reformar y regenerar, pero aclara que: “Frente a visiones colectivistas y estatistas de la regeneración que España necesita, en nuestra visión los ciudadanos son el centro de nuestra actuación”.

Coincide en algunos aspectos con el diagnóstico de Podemos (desigualdad, pobreza y exclusión), pero plantea soluciones liberales dentro de los principios de solidaridad y se opone a las recetas intervencionistas.

La fuerza de la figura del líder: Albert Rivera

Ciudadanos y, especialmente su líder, tienen buena imagen entre los votantes del PP. Albert Rivera cae bien entre sus simpatizantes y tiene posiciones políticas que no solo no molestan sino que son percibidas de forma positiva, incluso, por sectores afines al Partido Popular.

Hablar de Ciudadanos es referirse a Albert Rivera. El partido no se entendería sin la figura del candidato. Él es el líder indiscutible y es quien lidera la toma de decisiones.

De momento, todas las decisiones que ha tomado le han salido bien. En su primera participación en unas elecciones, en las catalanas de 2006, se presentó con una propaganda en la que aparecía desnudo, una actitud inédita hasta la fecha en España. El partido obtuvo tres diputados, convirtiéndose en la sexta fuerza política.

Las características que los españoles destacan de Rivera son: es joven, está alejado de los partidos tradicionales, su postura contra el nacionalismo es rotunda y tiene una capacidad de oratoria notable (fue campeón del torneo de debate universitario). Todo ello le sitúa, ahora mismo, como el líder mejor valorado en las encuestas.

Entre los reproches a Rivera, sin embargo, se encuentra el hecho de que nunca ha ocupado ningún cargo de gobierno. Sus planes, por tanto, son hasta el momento promesas y objetivos por cumplir.

En el Partido Popular saben que la figura clave de Ciudadanos es Albert Rivera. Por ello, han convertido al líder del partido en el epicentro de sus ataques. Sólo basta recordar el calificativo de “naranjito” que le dedico Rafael Hernando.

El éxito de Ciudadanos depende, en definitiva, de los aciertos de Rivera. Algunos analistas ya hablan de excesiva ‘Riveradependencia’, lo que es considerado en general como una ventaja debido a las cualidades de cercanía y expectación que genera el político catalán.

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