Cancelaciones, retrasos de varias horas y carreras: la ‘huelga encubierta’ de los controladores aéreos paraliza Barajas y deja en tierra a más de 2.000 pasajeros

Comida de Año Nuevo...en el aeropuerto de Barajas. La ‘huelga encubierta’ de los controladores aéreos madrileños ha dejado en tierra a más de 2.000 pasajeros tras retrasos de más de cinco horas, cancelaciones y cambios constantes de avión.

“No, lo siento, nosotros no podemos hacer nada, la huelga es de controladores, y desde la compañía no podemos darle otra respuesta”, contesta por enésima vez un empleado de Atención al Cliente de Iberia.

“Quieren que el Gobierno les pague lo que según ellos les debe en concepto de horas extras, complementos,etc y que no les hagan ningún recorte de salario ni medida extraordinaria” resumen trabajadores del aeropuerto de Barajas a El Confidencial Digital.

Si hace unos días eran los pasajeros de la malograda Air Comet los que 'acampaban' en las terminales del aeropuerto madrileño, 2010 arranca con imágenes similares, pero protagonizadas por pasajeros de todas las compañías aéreas. Quienes debían llegar a tiempo para la tradicional comida de Año Nuevo se han visto “tirados en la terminal y sin derecho a un triste bocadillo”.

Los diecisiete controladores aéreos que estaban en las torres de control de Barajas para recibir 2010 han decidido hacer del primer día del año la punta de lanza de sus reivindicaciones: han cerrado dos de las cuatro pistas con las que cuenta el aeropuerto madrileño, por lo que más de la mitad de los vuelos programados para ayer sufrieron retrasos de más de dos horas de media y cancelaciones.

Muchos pasajeros, desconocedores de la tensa relación de los controladores con el ministro de Fomento, del que dependen orgánicamente, se han visto 'tirados' en diversas terminales, sin poder llegar a celebrar con los suyos el comienzo del año. “Nos han tenido cuarenta minutos metidos en el avión hasta que el comandante nos ha contado que por una huelga encubierta no podíamos salir, que nos cancelaban el vuelo y nos ponían en otro que salía tres horas después”, explican a ECD algunos de los perjudicados.

“Yo he pagado mi billete a precio de oro para que me traten como si esto fuera una aerolínea de bajo coste”, se quejaba un pasajero de Iberia al que, tras cambiarle tres veces de vuelo, le sustituyeron su billete con asiento asignado por otro “de los de siéntese como pueda”.

Aunque el Reglamento CE 261/2004 del Parlamento Europeo establece que los pasajeros que sufren cancelaciones y retrasos de más de dos horas para llegar a su destino tienen derecho a atención -”comida y bebida que se estime necesaria”- y a una compensación económica de entre 200 y 600 euros en función del destino, ni las compañías aéreas ni AENA han querido hacerse cargo.

Así, mientras los trabajadores de Iberia, LAN Chile, Royal Maroc o la aerolínea checa no dejaban de escudarse en “la huelga encubierta de los controladores” para no pagarle la comida a sus clientes, en los mostradores de AENA repetían sin cesar “que ellos no tenían papelitos ni vales para la comida”.

La pero parte se la han llevado los turistas extranjeros que intentaban, infructuosamente en la mayoría de las ocasiones, “que alguien les explicara en inglés” lo que estaba pasando, apuntan trabajadores del aeropuerto. Tampoco han pasado un buen rato los 150 pasajeros de un vuelo con destino a Budapest que han esperado más de dos horas dentro del avión parado a que alguien les diera alguna explicación.

 

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