Evo Morales, junto a la bandera indigenista y nervioso, elogia ante Brufau a “la república de España” por su apoyo a “la autodeterminación de los pueblos”

Evo Morales, jefe del Estado Plurinacional de Bolivia, ha confesado su “nerviosismo” antes de dirigirse a un selecto auditorio en el que se encontraban, entre otros, el presidente de Repsol, Antonio Brufau.

Morales ha intervenido en el hotel Ritz, en un desayuno del Foro Nueva Economía. El boliviano ha estado acompañado por el presidente de Repsol, Antonio Brufau, Pedro Zerolo, Federico Mayor Zaragoza, Gustavo Suárez Pertierra, Cayo Lara, la subsecretaria de Exteriores, María Jesús Figa y Gaspar Llamazares, además de una nutrida representación del cuerpo diplomático acreditado en España. También estaban Enrique Iglesias, secretario general iberoamericano, y el secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia.

En la presentación que hizo el presidente del Senado, Javier Rojo, el político vasco ofreció a Morales la experiencia autonómica de España a la hora de lograr “un Estado más cohesionado”. Rojo hizo un recorrido laudatorio por la trayectoria revolucionaria de Morales, resaltó el hecho de que España es el mayor donante del país andino y lamentó, en referencia a la dominación española del cono sur, los “episodios que no provocan orgullo”.

Morales, que discurseó durante aproximadamente hora y media, comenzó confesando su “nerviosismo” por dirigirse a tan selecto auditorio, y recordó las “políticas de exterminio” llevadas a cabo en su país durante la dominación colonial española. Morales no llevaba preparado ningún discurso ni nota. En un momento dado, aludió a su reunión con Moratinos refiriéndose a este como “el canciller de la república de España”. Morales no hizo ninguna mención a la condonación, producida durante estos días, de la deuda boliviana con España.

El presidente del nuevo “Estado plurinacional” de Bolivia, que lucía un traje con motivos indígenas, afirmó que los indígenas “no son excluyentes” sino “integradores” y proclives a “la cultura del diálogo”. Morales denunció los intentos de empresas transnacionales de dar dinero a él o a sus opositores para las campañas políticas, dato relevante toda vez que las elecciones en Bolivia están muy próximas. Morales, con todo, hizo la salvedad de las empresas españolas.

Morales, que estuvo flanqueado durante su intervención por diversas banderas, incluida la bandera indigenista, sólo mencionó algún dato económico al final de su intervención, afirmando que había tenido que preguntar “como ama de casa” los precios de los alimentos, al tiempo que afirmó haber llegado a la presidencia sin saber qué fueran inflación o deflación.

En lo que respecta a los recursos naturales, Morales afirmó que “la Madre Tierra” sigue ofreciendo sus dones a Bolivia pese a la explotación imperialista, aludiendo a nuevos yacimientos de hidrocarburos. En cuanto a la consideración de los indígenas como nación, agradeció la tradicional postura de España de ayuda a “la autodeterminación de los pueblos”. Morales, que en tono distendido dedicó buena parte de su discurso a las anécdotas personales, acusó a la prensa, “ese problema” de los gobernantes, de “tergiversar siempre”.

 

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