Vestidos de novia de 4.000 euros por solo 600. La picaresca de los españoles para importar de China trajes de imitación de las principales firmas nacionales

La llegada de la crisis económica en 2008 tuvo un efecto demoledor sobre las celebraciones de boda. Según los últimos estudios del sector, los matrimonios en 2010 cayeron un 30 por ciento. Pero quienes se resisten a la tendencia y apuestan por cambiar su estado civil tienen sus ‘trucos’ para reducir el impacto de la celebración en sus bolsillos.

Uno de los principales gastos que afronta una pareja a la hora de contraer matrimonio es el traje de novia, cuyo coste suele superar los 3.000 euros. Fuentes del sector, consultadas por El Confidencial Digital, aseguran que los datos que manejan apuntan que el 40 por ciento de los clientes de las principales marcas textiles de bodas adquieren sus vestidos a través de internet.

El problema que se les presenta a estas firmas nacionales es que, al echar un primer vistazo a los resultados de ‘vestidos de novia’ en un buscador de Internet, aparecen muchos enlaces a empresas textiles chinas. Estas empresas ofrecen copias ‘calcadas’ de las colecciones más exitosas, pero por un precio “hasta seis o siete veces menor”, indican fuentes del sector.

El Confidencial Digital ha tenido acceso al testimonio de una mujer recién casada, que acudió a la ceremonia con un traje elaborado por encargo en China a imagen y semejanza de un modelo que vio en una de las principales cadenas nacionales de vestidos de boda.

Según su relato, tras una búsqueda en internet contactó con una empresa china. A través de correo electrónico, le solicitaron que les enviara varias fotografías del vestido que deseaba. La mujer se presentó en una de las sucursales de esta cadena nacional y, de forma disimulada, realizó varias fotos con su móvil.

Tras enviar las fotografías por correo electrónico, un comercial de la firma contactó en la interesada para comunicarle que el coste del vestido sería de 600 euros, costes de envío no incluidos. Le indicó que debía enviar sus medidas anatómicas exactas, y que recibiría el vestido en un plazo de entre 60 y 90 días.

Apenas antes de cumplirse un mes y medio de la petición, la mujer recibió en su domicilio el vestido. Según su testimonio, el traje era “idéntico” al que había visto en la tienda española. La única pega, “pequeños detalles” de ajuste del vestido, que arregló en un sastre por un importe cercano a los 70 euros.

Este no se trata de un caso aislado en España, según fuentes del sector. Los trajes de importación se están convirtiendo en una de las principales causas del descenso de facturación que experimentan en los últimos años las empresas dedicadas a la confección de trajes de boda.

 

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