El 20 de marzo termina su viaje en la Puerta del Sol

El español que ha dado la vuelta al mundo a pie en tres años relata su aventura

Sobrevivió a un atentado en Bangladesh. Intentaron apuñalarle en El Salvador. Contrajo la fiebre chikungunya en México. Vea fotos

Irán.
Irán.

Ignacio Dean, un malagueño de 35 años, ha dado la vuelta al mundo caminando. Salió de Madrid el 20 de marzo de 2013 y allí regresará el próximo día 20, cuando vuelva a poner los pies sobre el Kilómetro 0 de la Puerta del Sol. Después de 33.000 kilómetros, 31 países, cuatro continentes, tres años de aventura y 11 pares de zapatillas, este joven ha logrado cumplir el sueño de su vida. ECD cuenta su historia.

“Este proyecto nace de un sueño y una necesidad: el sueño personal de dar la vuelta al mundo caminando, conociendo este crisol de culturas y paisajes que es el planeta Tierra. Y la necesidad de aportar mi grano de arena para hacer del mundo un lugar mejor, lanzando un mensaje de amor y respeto por la naturaleza”.

Así comienza ‘Earthwidewalk. Vuelta al mundo a pie’, un proyecto que inició Ignacio Dean hace casi tres años. Tenía, como explica en su blog, la necesidad de lanzar un mensaje medioambiental: debemos cuidar el medio ambiente.

El Confidencial Digital ha hablado con el protagonista de esta historia, que comienza en el verano de 2012. Ignacio, o Nacho, como ya le conocen en todo el mundo, nació en Málaga hace 35 años. Diplomado en Publicidad y Relaciones Públicas, y Técnico en Medio Ambiente, decidió lanzarse a cumplir el sueño de su vida: dar la vuelta al mundo a pie.

La idea empezó a rondarle la cabeza en el verano de 2012, cuando trabajaba como socorrista en Madrid. Sin embargo, pasaron unos meses hasta que verdaderamente tomó conciencia de que ese sueño podía hacerse realidad. Toda vez que estuvo convencido, se puso manos a la obra.

Los preparativos me llevaron nueve meses”, cuenta Dean a ECD. “Empecé a trabajar en el calendario, el itinerario, las vacunas, las redes sociales… Quería atar el mayor número de cabos para tener una garantía mínima de éxito”, explica.

Su proyecto, ‘Marcha mundial por la naturaleza y el Planeta Tierra’, surgió en solitario: “Nadie que quiera dar la vuelta al mundo a pie”, cuenta entre risas. Así las cosas, este malagueño decidió emprender su largo viaje con la única compañía de un carrito de trekking.

“Mi familia fue reacia al principio”

En un primer momento, la familia de Nacho no entendió muy bien el porqué de su deseo: “Al principio fueron reacios, pero luego estaban contentos, sobre todo porque han visto que estoy seguro”, explica.

El 21 de marzo de 2013, Dean salió de la Puerta del Sol de Madrid. Inició su viaje con lo estrictamente necesario: “Como iba a pasar por zonas desérticas, necesitaba botellas de agua. También llevo material de camping, algo de ropa –solo dos mudas-, un pequeño botiquín de primeros auxilios, herramientas, comida, una navaja, una cuerda, una linterna, un libro…”.

Con todo ello a cuestas, este joven malagueño inició su andadura. Desde Madrid avanzó hacia el este por Europa bordeando la cuenca del Mediterráneo, cruzando Francia, Italia, Eslovenia, Hungría, Serbia, Bulgaria y Turquía. Dean explica la razón de realizar esta aventura a pie: “Andar, correr y dormir en tienda de campaña es gratis”, argumenta.

 

Lo más “difícil”: un atentado en Daca

Nacho pasó al continente asiático por el estrecho del Bósforo, para seguir por Georgia, Armenia, Irán, Emiratos Árabes Unidos (donde cogió un ferry con destino la India), Nepal, Bangladesh, Myanmar, Tailandia, Malasia y el conjunto de islas que compone Indonesia hasta las costas de Australia.

Este malagueño vivió el momento “más difícil” de su viaje en Bangladesh: “Tuve un atentado en Daca, la capital. Explotaron cinco artefactos seguidos, pero logré camuflarme y salir corriendo”, relata. Considera un milagro sobrevivir a aquella odisea.

En cada país, el protagonista de esta historia compraba una tarjeta SIM, “la que tuviera mejor cobertura” en cada destino. Hubo momentos en los que la comunicación con su familia y amigos resultó imposible: “Llegué a estar más de un mes incomunicado en Australia”, explica.

Ante la pregunta de cómo ha gestionado su aventura económicamente hablando, Dean asegura que se ha valido de unos ahorros, de donaciones de particulares –dinero, calzado o un plato de comida-, así como de patrocinios. Entre ellos destacan Leatherman, Croozer, Meliá Kuala Lumpur, Deporr o Victoria Cargo Spain.

Australia, Nueva Zelanda… y de ahí a América

Tal y como cuenta este malagueño a ECD, su viaje se ha producido sin interrupciones: “Es decir, no hacía un continente, me iba a casa, volvía a otro continente y regresaba a casa. Eso tiene dificultades”, asegura.

Su periplo por América se desarrolló siguiendo la ruta panamericana de sur a norte. Comenzó en Chile hasta terminar en Estados Unidos, pasando por países como Perú, Panamá (allí cogió un ferry a Ecuador para "evitar el tapón de Darien"), Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y México.

En El Salvador, Nacho vivió uno de los momentos más peligrosos que recuerda: “La Mara Salvatrucha estuvo a punto de atacarme con machetes, pero pude esquivarlo con mis piernas”. Dean logró salir corriendo. “En esos momentos tienes que estar muy alerta y tener un componente de suerte”, explica.

Ya en Perú, vivió otro momento de peligro: “Me atacaron en el barrio del Callao, en Lima. Me robaron todo lo que llevaba en los bolsillos, así que mi pantalón terminó totalmente rajado”, describe.

Después de cada uno de esos ataques, Dean se dirigía a la embajada del país en cuestión para solicitar ayuda: “La Policía Nacional tuvo que ponerme escolta para salir de allí”, cuenta este malagueño.

Otra circunstancia “cercana a la muerte”, continúa, la vivió en México: “Contraje la fiebre chikungunya y tardé en recuperarme seis días”. Aquella enfermedad, producida por la picadura de un mosquito, le mantuvo casi una semana con 41 de fiebre. “Pude haber muerto, pero soy muy fuerte”, asegura Nacho entre risas.

A pesar todo, considera que los momentos malos de su aventura “los cuentas con los dedos de las manos. Se lo recomiendo a todo el mundo”, apunta. Además, deja claro que “en la inmensa mayoría del mundo, la gente es buena. He tenido una gran acogida en países como Irán, México y El Salvador”, sostiene.

“He comido rana, perro, saltamontes…”

Preguntado por qué platos ha degustado a lo largo de este viaje, el malagueño asegura que ha probado “de todo. Lo típico de cada país”: ranas en Malasia; perro, en Bangladesh, así como una especie de saltamontes, en México: “La rana caramelizada con cebolla está buenísima”, añade.

Dean ha probado el perro en Bangladesh, pero también ha sufrido por ese animal: “No tengo miedo de entrada, pero hay situaciones en las que lo he pasado. En Australia había dingos al lado de mi tienda, unos perros salvajes que aullaban por la noche”, recuerda. “La primera noche te asustas, las siguientes ya sabes que están ahí”, añade.

En Nepal tuvo muy de cerca un rinoceronte de grandes dimensiones. Sin embargo, aquello tampoco fue a más. Finalmente, el animal se fue por su propio pie: “Es una experiencia muy bonita estar en frente de ellos”, asegura el malagueño.

“El calentamiento global es evidente”

Nacho Dean se levantaba cada mañana con la luz del sol. A diario recorría una media de 45 kilómetros, con la dificultad añadida de empujar un carro que pesaba 50 kilos. La jornada terminaba con los últimos rayos y la noche la pasaba en su tienda de campaña. En muchas ocasiones, en medio del desierto.

Uno de los retos más difíciles es adaptarse a las situaciones: las tormentas, las zonas desérticas… Cuando hay tormenta y caen rayos, hay que salir de allí”, explica. A pesar de la dificultad, asegura que, en estos tres años, solo se ha puesto malo una vez –con la fiebre chikungunya- y no ha tenido ninguna lesión.

Ahora, a punto de finalizar su periplo por el mundo, Dean echa la vista atrás y recuerda lo que se lleva en el carrito de trekking: “Sé cuánto cuesta recorrer 1.000 kilómetros a pie. Sé que el planeta no es tan grande como parece. He visto el cambio climático: hay zonas que se están desertizando por la minería, ríos que se están secando en Chile o zonas en las que no llueve, y eso provoca incendios”, cuenta.

Nacho asegura que también ha descubierto la “enorme cantidad de contaminación” que sobrevuela las grandes capitales del mundo: “Cuando pasas del bosque a la ciudad notas la contaminación, el ruido, el aire. El calentamiento global es evidente. En estos tres años, solo he pasado frío un mes”, argumenta.

El malagueño recuerda con tristeza que ha visto el planeta repleto de suciedad: “Hay basura por todos lados. Las calles están llenas. En India, la gente vive en vertederos”.

Cerca de cumplir su sueño

Después de 33.000 kilómetros a pie, 31 países, cuatro continentes –Europa, Asia, Oceanía y América-, 11 pares de zapatillas y tres años de viaje, Nacho Dean está muy cerca de llegar a la meta.

De América a España. El protagonista de esta historia cogió un vuelo en Nueva York con destino Lisboa el pasado 22 de febrero. Desde Portugal inició un nuevo trayecto a pie para regresar a su país, a España, adonde entró el 7 de marzo. Nacho Dean llegará, el próximo 20 de marzo, al lugar desde donde partió hace casi 1.095 días: el Kilómetro 0 de la madrileña Puerta del Sol.

Una vez allí, habrá completado su aventura. – “Y después, ¿qué?”, le pregunta este confidencial. – “Cuando llegue a Madrid, estaré allí unos meses hasta que todo vuelva a la normalidad. Después me retiraré a un sitio más tranquilo para escribir un libro. También daré charlas en empresas, en universidades… Quiero trasladar a la gente un mensaje inspiracional”, cuenta Dean.

Y, sin duda, hay algo a lo que este malagueño dedicará gran parte de su tiempo: “Quiero disfrutar de la familia”. Aquella que al principio no entendió por qué Nacho tenía que irse a recorrer el mundo a pie en solitario.

Este aventurero tiene la respuesta: “Hacerlo era un sueño que tenía en la vida, ya que es un milagro que estemos vivos. Y tenía la necesidad de lanzar un mensaje medioambiental: hay que cuidar la naturaleza”.

Así termina la historia del primer español que ha logrado dar la vuelta al mundo a pie. Un joven malagueño que, junto a otras “cinco o diez personas en la historia”, ha demostrado al mundo que los sueños existen y, sobre todo, que pueden hacerse realidad.

A continuación, consulte la galería de imágenes, cedidas por Nacho Dean a ECD.

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