La Otra Cara del Covid-19

El “espíritu Gayoso”, una vacuna de acción rápida que empapa de orgullo a la Guardia Civil tras los palos del coronavirus

Jesús Gayoso falleció el 27 de marzo por culpa de la covid-19 con todos los honores de la Benemérita y de una sociedad agradecida. Justo ayer habría celebrado su 49 cumpleaños. Un mes después de su muerte, los mandos del GAR siguen recibiendo condolencias. El ejemplo del teniente coronel –“gran profesional y magnífica persona”- se ha convertido en la vacuna de esperanza más potente a la que miran los cuerpos de élite de una Guardia Civil duramente golpeada por este virus letal

El teniente coronel Jesús Gayoso en su etapa de capitán, entre cadetes de segundo curso de la Academia General de Zaragoza de visita a la base del GAR en Logroño.
El teniente coronel Jesús Gayoso en su etapa de capitán, entre cadetes de segundo curso de la Academia General de Zaragoza de visita a la base del GAR en Logroño

España de alarma a media asta por dentro.

Lourdes, Jesús y Luis celebrarían ayer el 49 cumpleaños de un marido y un padre con las velas replegadas para adentro. Hoy hace un mes que el coronavirus puso el punto y final a una hoja de servicios de museo de los grandes hombres en la historia joven de un patriota. Jesús Gayoso Rey era teniente coronel jefe del Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil y se ha convertido en un icono para un Cuerpo dolido que sigue remando contra el virus.

Todo fue muy rápido, como un movimiento de SWAT. El 8 de marzo, el mal que inunda los hospitales del mundo vuela desde Vitoria hasta Haro, La Rioja. Gayoso lidera desde la sede del GAR la operación para aislar a los vecinos que se han contagiado en un funeral. Logroño. Mientras la región huele al vino bueno se siempre, las uvas pasas de la enfermedad fermentan pronto. Compañeros que van y vienen, un posible contagio previo en Bélgica. Da igual: el virus está en el aire. El 11 de marzo el teniente coronel ingresa en el Hospital San Pedro con fiebres altas. El 17 de marzo se repliega en la UCI.

Entre medias, desde la cama, a Jesús le llega un mensaje de audio que le manda su gente: "Si construyes un ejército de cien leones y su líder es un perro, los leones morirán como un perro. Pero si armas un ejército de cien perros y su líder es un león, todos los perros lucharán como leones. Gracias por ser un león ejemplar en la familia GAR, teniente coronel. Ahora, más que nunca, le necesitamos en pie y haciendo lo que mejor sabe hacer: vivir por y para el GAR. En esta batalla nadie se queda atrás. Coja nuestra mano e incorpórese. Queda mucho por hacer, tanto en lo profesional, como en lo personal. Su lucha es nuestra lucha, y no vamos a perder. Siempre GAR”.

El 27 de marzo se cierra el telón. Un viernes de dolores antes del viernes de dolores. Todo mucho antes de tiempo. Homenajes desde el minuto cero. Lágrimas verdes oscuras. Espartanos frágiles. Mujeres y hombres con la muerte en los talones cruzan un charco de pena honda. Una cámara cenital desde helicóptero graba el traslado de sus restos por carretera con destino a La Coruña. En varios puntos del trayecto se apostan agentes del GAR y otros guardias civiles para ponerse en posición de firmes y saludar rindiendo honores. Más de 66.400 visitas en el adiós audiovisual que ha grabado Carlos Romero, que se fija en los detalles recordando los 24 años de trabajo cerca de lo que hoy, abajo, son cenizas llenas de trascendencia. No importa si en algún momento del metraje se empañan los ojos.

Un mes de luto en su casa-cuartel

Jueves, 23 de abril. Día del libro abierto. Teléfono en altavoz en el despacho del coronel de la Unidad de Acción Rápida, José Antonio Iglesias. El jefe de esta élite de carne y méritos conoce a Jesús “desde pequeño, aunque coincidí trabajando con él desde 2009, entre el Estado Mayor de la Guardia Civil y esta última etapa en la que hemos estado muy unidos. Nos conocíamos perfectamente. Para mí, además de ser un teniente coronel era un amigo”.

Sentencia Iglesias que “Jesús Gayoso era uno de los oficiales mejor preparados de la Guardia Civil”. Número uno de su promoción. Una carrera de Derecho. Un inglés perfecto. Francés. Misiones nacionales e internacionales. Deportista. Profesor titulado de Educación Física. Curso de Estado Mayor. Una mujer. Dos hijos. Muchos amigos. Mucha mili. Y muchos leones siguiendo sus pisadas.  

Voz fuerte, voz cascada, voz de orgullo. “Hace 24 años que salió de la Academia General de Zaragoza. Su primer destino fue el GAR, una unidad creada hace 42 años que entonces se llama Grupo Antiterrorista Rural de la que empezó a formar parte como teniente. En 2000, como capitán, se hizo cargo de una de las compañías de la Unidad en el cuartel de Intxaurrondo, San Sebastián”. Boom. Intxaurrondo retumba en la memoria, porque allí ETA mató al primer guardia civil de sus 215 guardias civiles asesinados. Muerte y entrega. Bilis y sangre. Locura y servicio. Odio y amor a la patria.

Prosigue Iglesias: “En 2009 se especializó en el curso de Estado Mayor y es destinado al Estado Mayor de la Dirección General de la Guardia Civil. Pasó allí cuatro años y medio. En 2014 volvió como jefe del GAR: primer como comandante, y después como teniente coronel”, de un Cuerpo del que forman parte “según épocas, en torno a unas 500 personas”.

 

Entre tanto, su carrera profesional es un pasaporte XXL de misiones humanitarias: Afganistán, Túnez, Bielorrusia, Mauritania, Níger, Turquía, Bulgaria, Chile, Israel, Irak, Finlandia, Rumania, Honduras y Marruecos. Líder del proyecto de la Unión Europea GARSI-Sahel. Su última salida, al pie de la peligrosa frontera Níger-Mali. Y una vitrina elocuente con veinte medallas al mérito de la Guardia Civil y siete felicitaciones individuales.

Del GAR de ETA al GAR de todos

Como trascendiendo las líneas del currículo oficial, el coronel acota al margen que era “un líder nato”, “su capacidad para unir”, “era como un padre”, “era evidente el desvelo por su gente”, “era un agente dinamizador que fue fundamental en el paso del GAR de los años de ETA, al GAR de hoy sin que se perdieran las esencias y los valores atesorados durante la lucha contra el terrorismo”.

Entre el GAR antiterrorista y el GAR que actúa como refuerzo y apoyo de los servicios de las unidades territoriales, el jefe Gayoso ha tenido un papel importante. Muerta ETA, el Cuerpo realiza una gran variedad de servicios: dispositivos operativos en vías públicas, reconocimientos de zona, cobertura de fronteras, protección y seguridad de objetivos, apostaderos y observatorios, cercos y batidas, intervención en lugares habitados… Con el alto riesgo pegado a sus pieles, con la rapidez de los más preparados, en ambientes catastróficos y hostiles, en rincones intensos y duros donde poner el pecho es su forma de ser, estar y aparecer.

Conocimos a los GAR cuando sus hombres se jugaban la vida persiguiendo a ETA. Entre 1981 y 2004: 341 personas detenidas presuntamente relacionadas con la banda terrorista y su entorno. Conocimos al GAR cuando el 1 de junio participó en la liberación de José Antonio Ortega Lara de sus 532 días de secuestro en un zulo de Mondragón. Conoceremos también al GAR por su participación en las tareas de confinamiento y desinfección durante esta pandemia de coronavirus que le costó la vida a Jesús Gayoso hace, justo, un mes.

            ¿Pensó alguna vez que estaba tan preparado que, quizás, el destino le depararía una muerte prematura?

            -Por nuestra profesión en esta Unidad estamos acostumbrados a asumir riesgos. Es algo consustancial a nuestro servicio. Todos hemos pasado por situaciones duras y desagradables. Pienso en primer lugar en todos los que fueron asesinados por ETA, y también en los que fallecieron en diferentes accidentes. El riesgo es tan connatural a nuestro ejercicio que lo tenemos muy interiorizado. Pero nunca pensamos en la muerte, porque esa sensación de incertidumbre puede convertirse en un freno para hacer lo que tenemos que hacer.

Cuando acabe este tsunami de víctimas y mascarillas, de primavera enterrada, Iglesias cuenta que saldrá a la luz un libro en el que se recopilan muchas de las condolencias recibidas en este enclave de Logroño en este mes de luto. “Cuando superemos esta etapa, tenemos intención de hacerle este homenaje para reconocer su trabajo. Gente de todo tipo nos han hecho llegar palabras muy bonitas sobre Jesús y queremos que su mujer y sus hijos las tengan a mano, para que recuerden esa otra faceta de un marido y un padre. Para que vean cómo su faceta humana supera, incluso, el reconocimiento profesional”. Porque Iglesias habla de “un gran profesional y una gran persona”: querido, respetado, valorado, admirado.

“Me falta una pata”

En el Centro de Instrucción y Adiestramientos Especiales del GAR, guardias, suboficiales y oficiales echan de menos al unísono a Jesús Gayoso, “porque somos una unidad pequeña, nos conocemos todos, y esto es muy familia”. Quizás el que note más su ausencia física sea el teniente coronel Valentín Villamayor, su codo con codo, su vecino de despacho, de carrera, de trabajo, de aventura: “Lo llevo bastante mal. Hemos pasado muchas horas juntos y noto que me falta una pata”.

Valentín vive desde hace tres décadas en esta Unidad. Le vio llegar de teniente en 1996. Lideraron compañías paralelas. Vivió su ascenso a capitán. Sus caminos se bifurcaron entre 2006 y 2014, cuando Villamayor pasó por el Servicio de Información de la Guardia Civil. Los dos se han mandado y los dos se han obedecido. Los dos han sido leales, porque Gayoso Rey era “el típico subordinado que estimula al que manda”. Lo corrobora Iglesias: “En la Guardia Civil, la subordinación y el respeto se dan por hecho. En su caso, además, era un profesional muy participativo, que cumplía las órdenes rigurosamente, pero proponía ideas y mejoras. Siempre manifestó una necesidad leal de hablar de los fallos para seguir avanzando”. Antes que león, Jesús fue un hombre que supo seguir a sus mandos con iniciativa y responsabilidad, y de aquella escuela aprendió “a mandar como si fuese un padre”.

            Valentín, ¿en algún momento de despachos pared con pared hablaron sobre la muerte?

            -Como decía el coronel, nunca pensamos en eso, aunque su presencia esté siempre latente. Entre el héroe y el cobarde solo hay un paso: un paso hacia adelante, o un paso hacia atrás.

Del cajón de la mesa de sus recuerdos a flor de uniforme, Villamayor saca que Gayoso era “un trabajador incansable, un hombre que arrollaba, que arrastraba, como la corriente de un río. Su ritmo era muy alto y eso era un estímulo para todos”. Y le coloca al difunto de su mismo rango esta medalla: “He aprendido mucho de él, de su forma de ser guardia civil, y de su forma de ser buena persona. Nunca entraba en modo-fatiga, demostrando una fortaleza inaudita para afrontar todos los retos. Tengo que agradecerle muchas enseñanzas profesionales, personales y familiares que me han aportado estabilidad”.

Dice el teniente coronel que “tenía un corazón que no le cabía en el pecho” y que era “un líder de esos que saben lo que tienen que hacer, y lo hacen rodeado de todos”. Y el listón está tan alto, que cuando salga su vacante en el boletín oficial del Cuerpo, a ver quién se atreve a sentarse en su silla: “El relevo lo tendrá difícil. El que venga asumirá un reto muy importante. Jesús Gayoso es un hombre irrepetible”.

Iglesias añade que “tenía interiorizado el decálogo de buenas prácticas del GAR y asumía en su día a día un dicho que circula por aquí: hay que saber, hay que poder, hay que querer hacer las cosas. Para él nada era imposible, y encima lo hacía con cariño. El espíritu Gayoso se quedará aquí para siempre”.

Ondea la bandera de España, y los distintivos, y las divisas, y los uniformes en este enclave de hombres y mujeres de élite especialmente aptos para actuar en momentos y situaciones difíciles. Pero no hay personas de esparto.

La carta al cielo de sargento 1º “Pepito”

Hablan sus compañeros.

Hablan sus amigos, como Fernando Riaño: “Era un buen amigo. Le quería mucho. Le admiraba, le apreciaba. Era una de las mejores personas que he conocido”.

Y hablan también los ministros: Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior: "Profundamente tristes por la muerte del teniente coronel Jesús Gayoso, jefe del GAR de la Guardia Civil, víctima de la covid. Una magnífica persona y gran profesional, un orgullo para la Guardia Civil y para España. Nos unimos al dolor de su familia. Siempre en nuestra memoria. José Ignacio Zoido, ministro de Interior en el último Gobierno de Mariano Rajoy; “Nos ha dejado un hombre que representaba a la perfección eso de ser siempre fiel a su deber, sereno en el peligro y desempeñando sus funciones con dignidad, prudencia y firmeza. Descanse en Paz el teniente coronel Jesús Gayoso. Mi cariño a su familia y al GAR de la Guardia Civil”.

Habla Javier Latorre Catalán (“Pepito”). Lo hace en una carta de despedida de cinco folios y tres cuartos fechada un día después del descanse-en-paz y que arrancan así: “El pasado 27 de marzo de 2020 fue mi peor día en la Guardia Civil en veinte años de servicio. El dolor al recibir semejante noticia solo es comparable al que recibí cuando falleció mi padre…”. El sargento 1º recuerda en la misiva hacia lo alto que coincidieron en Intxaurrondo en 2003, que allí empezó a forjarse su leyenda, precisamente “en esos años, en Guipúzcoa, cuando ETA aún nos mataba (…) tuve el honor de poder trabajar a su mando, codo con codo (…) Éramos un gran equipo, la punta de lanza del GAR, los Gayosos’s boys. Usted no era igual a ningún jefe que habíamos conocido hasta ese momento. Hay jefes de “¡Adelante!” y jefes de “¡Seguidme!”. Usted era, sin duda de los segundos”.

Remarca Pepito en su palpitante despedida epistolar que Gayoso “nos inculcó desde el principio los valores que debe tener el hombre GAR: integridad, sacrificio, disciplina, compromiso, valor, trabajo en equipo, compañerismo, flexibilidad, intuición policial, resistencia y robustez”. En sus letras encendidas, el sargento Latorre admite que “todos pensábamos que saldría de la UCI”, subraya que “deja un vacío en mi persona que no puedo cuantificar” y revela el último mensaje de Whatsapp que recibió de su teniente coronel: “Esta prueba la superaremos y a por la siguiente”. E incluye una referencia de médulas riojanas: “Era como el buen vino, gana con el paso del tiempo”.

27 de abril de 2020. Hace un mes que un virus que nos trae locos derrotó el cuerpo de un GAR. Hace justo un mes el virus que entierra carnes hizo vox populi que el “espíritu Gayoso” está vivo y no se rinde. El vino de su historia riega ya el escudo de un Cuerpo repleto de Gayosos’s boys. And girls.

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