Los pacientes con enfermedades mentales viven el coronavirus con ansiedad, delirios y dificultad para dormir

Los psiquiatras advierten de que si no se toman medidas para atender a este colectivo ahora, en unos meses los ingresos hospitalarios se pueden disparar

Los pacientes con enfermedades mentales son doblemente vulnerables ante el Covid-19.  Por un lado, pueden coger el virus como cualquier persona, pero, además, los problemas derivados de los trastornos mentales producen en ellos una respuesta psíquica más grave ante esta situación de riesgo. Los psiquiatras advierten de que si no se toman medidas para atender correctamente a estos pacientes, en unos meses los ingresos hospitalarios se pueden disparar

“Esto siendo un factor de estrés como lo es para toda la población, para los enfermos mentales puede acabar en recaídas y descompensaciones de sus cuadros clínicos”, explica Diego Palao, secretario de la Asociación Europea de psiquiatras y director de psiquiatría del Hospital Parc Taullí de Sabadell. 

Existen algunas patologías más leves relacionadas con trastornos del orden, la meticulosidad o las ideas obsesivas de limpieza que en situaciones como estas tienden a intensificarse. Estas son las más numerosas pero no las más graves, ya que pueden solucionarse con un ajuste del tratamiento

Preocupan especialmente trastornos como el espectro autista o la bipolaridad. 

Delirios, ansiedad y dificultad para controlar su cuerpo

Los pacientes con algún cuadro psiquiátrico de este tipo se enfrentan al coronavirus con delirios, ansiedad o dificultad para dormir. Las alteraciones de conducta se adaptan al momento actual en el que todos los estímulos están relacionados con el virus. Por eso, algunos pacientes creen que pueden encontrar la cura o perciben síntomas aunque no los tengan. 

“Imagínate a alguien a quien le explican que un agente desconocido, como es un virus, está matando a mucha gente”, explica Juan José Jambrina, psiquiatra y director del área de gestión clínica de Salud Mental del Hospital San Agustín de Asturias. “Esto activa todo tipo de teorías conspiranoicas que agravan los cuadros psicóticos de las personas que ya están fuera de la realidad y acaban necesitando ingresos hospitalarios”. 

Ingresar lo menos posible

Los hospitales de toda España tratan de reducir al mínimo los ingresos con cualquier tipo de diagnóstico que no sea coronavirus. Lo mismo ocurre con las enfermedades mentales. Aunque algunos psiquiatras reconocen que en sus centros ha habido un ligero se ha incremento de pacientes por cuadros psicóticos agravados por el covid-19, mantenerlos alejados de las urgencias es una prioridad. 

El reto del confinamiento

“Se están viendo más ingresos por agitaciones de conductas del espectro autista porque el confinamiento es muy difícil de llevar para ellos”, reconoce Paula, una médico residente del Hospital de Asturias. Precisamente, hace cuatro días el Gobierno modificó mediante Real Decreto la prohibición de transitar por la calle para  permitir la circulación de personas autistas. 

Los centros especializados han cerrado y cualquier alteración de las rutinas les provoca desconcierto. 

 

La situación de confinamiento para pacientes con depresión también puede ser muy negativa a largo plazo. Los psiquiatras explican que puede agravar su sentimiento de desarraigo, falta de afecto y soledad. Además, existe el riesgo añadido de un abuso de sustancias como alcohol o ansiolíticos

La importancia del seguimiento

Muchos no saben manejar el nivel de estrés o la incertidumbre que se produce a causa del virus. Por eso, los expertos insisten en la necesidad de hacer un seguimiento. 

“Estamos llamando masivamente a nuestros pacientes para reducir el estrés”, explica Palao. Entre el télefono y las visitas domiciliarias los profesionales tratan de no perder el contacto con los enfermos para que no se rompan los lazos. “Es un grupo que nunca ha estado bien dotado ni a nivel humano ni de atención”, cuenta Jambrina, “de ahí la importancia de mejorar las estructuras”. 

Lo peor vendrá después 

Todos ellos coinciden en que en este colectivo, lo peor se va a producir después de la crisis. “El ser humano en este momento repliega respuestas de alarma y va salvando la situación, pero el problema va a venir cuando haya que evaluar el daño”, dice Jambrina. 

“Es todavía muy pronto para tener una respuesta. Sabemos de otras situaciones de confinamiento que los problemas de tipo psicológico empiezan a aparecer a partir de dos o tres semanas”, explica Manuel Martín, vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría. Por eso, es vital cuidar a estos enfermos ahora para que en el futuro las urgencias no vuelvan a saturarse. 

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