Los repartidores denuncian estar exponiéndose al coronavirus por compras no esenciales: patas de jamón, vino y mucha ropa

Han registrado un incremento de trabajo, a pesar de que bares, restaurantes y muchos comercios están cerrados. Están recogiendo firmas para prohibir que la gente pida productos que no sean básicos durante el confinamiento

Glovo
Repartidores de la empresa Glovo

Andrés es repartidor desde hace 12 años. Su empresa de mensajería es “urgente” y técnicamente los paquetes deben llegar a los domicilios en un día. En esta situación en la que solo trabajan los servicios esenciales, él ha tenido que llevar a casas patas de jamón y cajas de vino. Como él, muchos repartidores se quejan de que la gente no esté haciendo compras responsables y les expongan así al virus. 

Cuando el pasado 14 de marzo se decretó el estado de alarma, comenzó a promoverse desde todas las instituciones la campaña “Quédate en casa”. Los únicos que van a trabajar en estos tiempos de confinamiento son los sanitarios, farmacéuticos, agricultores, banqueros, personal de limpieza, fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y un pequeño listado más de profesionales que son imprescindibles para que el país no se pare por completo. 

Entre esta lista están también los repartidores a domicilio. Un servicio que forma parte de lo esencial, pero que depende de cómo se utilice, deja de serlo.  

“Salgo cada día con unos 150 paquetes. Tengo que estar hasta las ocho de la noche repartiendo”, explica Andrés. Aunque muchos polígonos estén cerrados y el reparto a empresas haya caído en picado, la venta a domicilio ha aumentado, según la percepción de estos repartidores. “Lo veo en la mercancía. Además, han aprovechado para echar a algunos compañeros y nos sobrecargan de trabajo”, cuenta. 

Jamón, fundas de ipad y mucha ropa

Su turno no termina hasta que no ha repartido el último paquete. Y muchos de ellos son productos inverosímiles. “Acabo de recoger una devolución de una camiseta que alguien, en medio de esta crisis, ha decidido que no le queda bien y que es buen momento para que la recoja en la puerta de su domicilio, exponiéndose a sí misma y exponiéndome a mí”. 

Estos días él, como muchos de sus compañeros, han llevado a casa prendas de ropa, jamones y cajas de vino. “Ayer mismo hice una devolución de una funda de ipad. Empresas como Amazon, por ejemplo, están dando la opción de devolver hasta el 15 de junio. La gente que decide hacerlo ahora es la que me enfada”, explica el repartidor. 

Además, a esto se suma que muchas empresas han empezado a hacer descuentos en sus tiendas online y esto ha desatado las demandas a domicilio. Empresas que tienen gran éxito en ventas como Zara, Amazon o Privalia tratan de salvar las ventas durante el confinamiento con precios especiales en una época que no es de rebajas. “Las mensajerías urgentes apenas entregamos mercancía de primera necesidad. Se nos está obligando a trabajar llevando todo tipo de ropa de Inditex o productos de Amazon que no corren ninguna prisa”. 

Comida a domicilio 

En muchas ciudades en la que el volumen de coches y vehículos ha disminuido bruscamente, el transporte público convive con los “riders”. Mochilas cuadradas que van y vienen de un lado a otro llevando comida a todos los hogares. 

“Teniendo en cuenta que hay un montón de restaurantes cerrados, como un 70%, yo sigo llevando los mismos pedidos que antes del confinamiento”, cuenta Pepe, un trabajador de Uber Eats en Valencia. Los viernes y sábados son los días de mayor demanda y lo que más piden, según él, son pizzas. 

 

No hay contacto con la gente, pero el paquete puede llevar el virus

Los repartidores explican que la gente se ha concienciado en la cuestión de no tener contacto. “Ahora tocas el portero, le dices que tienes un paquete y se lo dejas en el ascensor, o le hablas de lejos. Pero prácticamente ya no tenemos contacto con las personas”, cuenta. 

El problema es que los paquetes se embalan a diario y esto también puede ser un foco de contagios. “Se embalaron ayer en Madrid o en Barcelona. Yo no tengo contacto contigo, pero te dejo un paquete que tú vas a meter en casa. Hay que tener en cuenta que el virus puede durar en el cartón 24 horas”, lamenta Andrés.  

“Me han dejado una notita en la puerta que decía que no tocara el timbre ni el pomo y que dejara la comida en la puerta. Pero luego cogen la bolsa que la he estado llevando todo el rato o la comida que la han estado haciendo y tocando otras personas… incongruencias”,, explica Pepe. 

Por todo esto, repartidores han puesto en marcha una campaña que se llama #NoLoNecesitas para recoger firmas y que se prohíba, así, la entrega de artículos que no sean de primera necesidad. La campaña ya lleva acumulada más de 110.000 firmas.

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