Las razones de un médico que ha realizado más de 30.000 partos en 53 años de profesión para oponerse al aborto

Su experiencia de más de 50 años de profesión como médico especialista en Ginecología y Obstetricia nutre de varios argumentos a este doctor mexicano para defender su ‘no al aborto’ ante el Parlamento de su país.

El doctor Fernández del Castillo es director del Centro Mexicano de Ginecología y Obstetricia, además de uno de los especialistas que participan en el debate parlamentario sobre la despenalización del aborto en México.

Durante su  turno en la quinta audiencia pública de esta ponencia, Carlos Fernández del Castillo Sánchez enfoca su intervención como investigador, estudioso y experimentado profesional en la materia, desgranando los motivos por los que está en contra de una legislación que ampare la interrupción voluntaria del embarazo.

El facultativo, tras recordar como ha asistido más de 30.000 partos en sus 53 años de profesión, rememora también como además de haber traído a miles de niños al mundo, también ha compartido la experiencia de muchas madres que han querido abortar.

“Cuando uno les explica el sentido de la vida, el valor que tiene ese ser humano han llegado a desistir”, añade sobre la experiencia de cientos de esas mujeres.

Para argumentar su rechazo a la despenalización del aborto, el médico centra su argumentación en varios aspectos fundamentales:

-- Se remonta al momento de la fecundación resaltando que en una sola célula, que es la unión del esperma y el óvulo, conocida científicamente como cigoto se inicia el ‘yo’.

-- Este ‘yo’ se va desarrollando hasta llegar a 4 billones de células, además de los miles de millones de células en la sangre. “Todo esto con el mismo código genético, a lo largo de toda la vida”.

-- En la misma línea, afirma que “en la primera célula, cigoto, se inicia el ‘yo’, “la in-di-vi-dua-lidad”, remarca. “Individualidad que se conservará en todas las etapas sucesivas y se hará consciente en la niñez. El yo es propiedad del espíritu humano, ha de reconocerse en sus atributos esenciales, y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta y adquiere si al embrión, al feto, al niño se le deja vivir”.

-- Al ser humano se le conoce como ‘embrión’ hasta la séptima semana de vida y es a partir de la octava semana de existencia, “cuando ya se distinguen la cabeza, el tronco y las extremidades cuando pasa a llamarse ‘feto’”.

 

De acuerdo a la ciencia médica, esta secuencia continúa con la salida del cuerpo de su madre, momento en el que pasa a llamarse ‘recién nacido’; “pero siempre es una persona”, asegura Del Castillo.

-- El desarrollo del embrión se convierte en el eje de su intervención: “este embrión es una persona que se desarrolla poco a poco durante cerca de 800 semanas, es decir de 15 a 20 años y sólo 40 semanas está dentro del útero materno” subraya el director del centro mexicano.

La defensa del raciocinio jurídico es otro de los ejes de su defensa de los futuros neonatos: “Decir que el niño es una cosa o que no vale nada es una absurdo grave y absoluta injusticia”, afirma tajantemente.

“Personas humanas son su causa, aquí se aplica el raciocinio jurídico, ya que la causa de la causa, es la causa de lo causado: defiendo los embriones porque defiendo la humanidad”, concluye en este sentido.

En su ponencia también arremete contra juegos de palabras para “decir cosas que no son” y denuncia los eufemismos que se utilizan en estas ocasiones. “Por el eufemismo que se utiliza, percibo la clara manipulación de términos como ‘interrupción legal del embarazo’: es diferente decírselo así a una mujer, que decirle que le vamos a matar a su hijo no deseado con autorización de la ley; o, mire usted, por ser indeseable, con autorización de la ley, voy a matar a un feto o embrión de menos de 12 semanas”.

Finalmente, pone el acento en el lenguaje utilizado por legisladores, políticos, médicos y demás participantes en este debate, así como en los distintos tintes que pueden adquirir sus significados

Para ello, recurre a la definición de ‘individuo’ y ‘persona’ que ofrece el diccionario de la RAE y recuerda que el primero se define como “cada ser organizado respecto a la especia a q pertenece”. “Persona: individuo de la especie humana, capaz de derechos y obligaciones jurídicas”.

A este respecto añade que la persona es expresión de la vida humana desde una sola célula en crecimiento, transformación y cambio durante 15 años, por lo que es un grave error considerar que el feto o embrión no es persona.

Quienes así lo piensan “se refugian detrás de argumentos reduccionistas, fines económicos de manipulación y permisivismo o para dar gusto a ciertas asociaciones”, lamenta. El origen de su vida se remonta al cigoto -interpela a los presentes-.

“¿Hay alguna diferencia con el niño intrauterino? No es un ser diferente”, por lo que se pregunta por qué vale menos un niño de 11 semanas intrauterinas que uno ya nacido. 

Vea en su totalidad la intervención del doctor Carlos Fernández del Castillo Sánchez pinchando aquí.

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