La crisis del sector turístico llega a los ‘hoteles para mascotas’: las residencias caninas alojan hamsters, cerdos vietnamitas y tortugas para salvar el verano

La crisis no perdona. Las residencias caninas, destino habitual de las mascotas en verano, han tenido que cambiar su política de ‘derecho de admisión’ para salvar el verano. La pérdida de más del 30% de sus clientes habituales les obliga a aceptar mascotas más exóticas como cerdos vietnamitas, roedores o tortugas y canarios.

La crisis del sector turístico llega a los ‘hoteles para mascotas’: 30% menos de ‘huéspedes’ este verano y sólo los perros de caza salvan la temporada. Y es que también las residencias caninas están sufriendo los ‘efectos colaterales’ de la caída del turismo y del incremento del ahorro familiar: vienen menos veraneantes, los locales no se pueden ir de vacaciones y si lo hacen, prefieren ahorrarse gastos accesorios.

Las residencias caninas, que desde hace un tiempo se han convertido en un recurso muy práctico para las familias que tienen animales de compañía. Durante la temporada estival se suele producir un aumento en el volumen de negocio de estas empresas, pero este verano las previsiones apuntan a un acusado descenso debido a la crisis económica.

Según el personal de algunas de esas residencias a las que ha accedido El Confidencial Digital “la demanda se ha reducido en un 25% a lo largo de este año y las previsiones de pérdidas para el verano respecto al año pasado oscilan en torno al 25% o 30%”. “Otros años, a estas alturas, teníamos casi el doble de llamadas”.

La salida más recurrente a esta disminución de ingresos es ampliar sus servicios: así, aunque los más tradicionales ‘se resisten’ y siguen admitiendo sólo perros, otras albergan desde perros y gatos hasta a cerdos vietnamitas pasando por todo tipo de roedores, aves y algunos tipos de reptiles.

Este tipo de instalaciones funcionan como un hotel para personas: se paga por noche de estancia y el precio oscila entre los 12 y los 15 euros si se trata de un perro, el precio disminuye si la mascota es un roedor y aumenta si se trata de alguna clase de animal que requiera unas atenciones especiales.

Las residencias para mascotas no establecen un período mínimo de estancia ni tampoco un tiempo máximo: “hay animales que están aquí sólo unas horas porque sus dueños tienen que ir a algún sitio y otros llevan incluso años”. “Hay perros de caza que sus dueños sólo recogen los fines de semana para ir al campo, el resto de días están aquí”. Son precisamente estos ‘clientes’ los que están salvando el año de muchas de estas residencias.

A pesar de la difícil situación económica y las pérdidas constatadas a lo largo del verano, algunos responsables de estas residencias miran con optimismo hacia el resto del verano: “para el mes de agosto ya tenemos ocupadas casi la totalidad de las plazas”.

Por otra parte, el personal de las residencias consultadas por ECD ha coincidido en destacar que “no existe mayor sensibilización hacia el abandono de los animales, sigue habiendo el mismo que en años anteriores”.

 

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