Javier Fumero

El chorreo de Pablo Casado

Pablo Casado, en el Congreso Nacional Extraordinario del PP
Pablo Casado, en el Congreso Nacional Extraordinario del PP

Las palabras, el tono general, los gestos… Me ha llamado la atención el cambio de registro que ha protagonizado Pablo Casado en los últimos días. Aquí nada es baladí, gratuito, casual. En la era de la imagen todo se mide al milímetro.

Por eso, insisto, es curioso constatar el giro del líder del PP que, el pasado miércoles se desmarcó con una intervención pública insólita.

Pablo Casado salió en tromba contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras el anuncio del Gobierno de aceptar la figura de un “relator” en Cataluña. El principal referente de la oposición anunció una movilización ciudadana como vía de presión para desalojar al mandatario de la Moncloa y salpicó su discurso de epítetos durísimos:

-- “Traidor”, “felón”, “incapaz”, “incompetente”, “mediocre”, “mentiroso compulsivo”, “ilegítimo”, “okupa”, “catástrofe”...

Insisto. Algo así no se improvisa. No es fruto de un calentón sin más. Es algo muy pensado. Forma parte de un plan. De hecho, cuando se le ha preguntado por esa cascada de adjetivos, lejos de moderar el tono, de matizar, de aportar algo de contexto para rebajar el suflé, ahondó en la cuestión:

-- “No son descalificaciones, son descripciones”, ha dicho Casado esparciendo un poco más de sal en la herida.

El caso me ha traído a la memoria lo que sucedió el 14 de diciembre de 2015, cuando Mariano Rajoy y Pedro Sánchez se encontraron ante las cámaras de televisión para el único debate de la campaña electoral de aquellas elecciones generales.

El cara a cara derivó en un durísimo intercambio de reproches. Pedro Sánchez se mostró enormemente agresivo –quizás consciente de que las encuestas (sin Tezanos) daban una holgada ventaja a Rajoy- y debía jugarse el todo por el todo. La discusión derivó en un agrio enfrentamiento en el que los dos contendientes se cruzaron gruesas descalificaciones.

En un momento clave, el candidato socialista sacó a relucir el caso Bárcenas y arremetió contra el líder del PP:

 

-- “Tenía usted que haber dimitido hace dos años. Si usted sigue siendo presidente, el coste para nuestra democracia será enorme. El presidente tiene que ser una persona decente y usted no lo es”.

¡Pum! Aquello fue la hecatombe. Rajoy saltó como una fiera. ¿Indecente? Su rostro cambió del pálido al rojo. Las palabras salían a duras penas de su boca por la indignación:

-- “¡Hasta aquí hemos llegado! Yo soy un político honrado. Usted es joven y va a perder estas elecciones, pero de eso se puede recuperar uno. De lo que no se puede recuperar es de la afirmación ruin, mezquina y miserable que ha hecho usted aquí. Si tiene usted algo contra mí, lléveme a un juzgado”. Y repitió, varias veces, la acusación: “Ha sido usted ruin, mezquino y miserable”.

Cuatro meses después, Pedro Sánchez pidió disculpas en público por aquello. Durante una entrevista a la Cadena COPE admitió que se equivocó. Eso sí: “en la forma, pero no en el fondo”. Reconoció su error al llamar indecente a Rajoy pero insistió en que el líder del PP debió dimitir como presidente del Gobierno tras enviar un mensaje de apoyo a Luis Bárcenas después de que se conociera su fortuna oculta en Suiza.

¿Pedirá perdón Pablo Casado por su chorreo? No lo parece.

Más en twitter: @javierfumero

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