Javier Fumero

A ver qué hacemos ahora con Mario Conde

Mario Conde
Mario Conde. Foto: Álvaro García Fuentes (@alvarogafu)

El asunto es grave. Deberíamos tomárnoslo muy en serio. Sin duda, así sucedería si el afectado fuera un ser querido, alguien por el que sintiéramos especial afecto. Hablo de la llamada “pena de telediario”, el castigo infligido a un ciudadano/a que aparece incluido en una investigación policial, que pasa dos meses en la cárcel por un presunto delito y que, dos años y medio después, es completamente exonerado por la justicia.

Me refiero en este caso particular a Mario Conde. El juez Santiago Pedraz acaba de dictaminar en un auto que los 14 millones de euros repatriados por el ex banquero, un hecho que despertó tanta alarma en la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (que le acusó de blanqueo) no provenían de apropiaciones indebidas de su etapa en Banesto, sino que fueron conseguidos antes de su llegada a la presidencia de aquella entidad financiera.

El juez tampoco ha podido probar, con las pruebas que le han presentado, que haya habido delito fiscal. La Agencia Tributaria ha dicho que no, que el empresario no cometió irregularidad alguna que a ella le coste entre los años 2010 y 2014. Suiza ha emitido también un dictamen en este sentido.

Mario Conde siempre sostuvo que este dinero provenía de los réditos que le dio, en los años 80, la venta de dos empresas: Antibióticos SA (con la que ganó 10 millones de ahora) y Laboratorios Abelló (con la que obtuvo cinco).

Dicho esto. La pregunta es pertinente: ¿y ahora qué hacemos? ¿cómo reparar el daño causado? ¿cómo evitar que algo así vuelva a suceder? Los que trabajamos con noticias (y quienes utilizan a la prensa desde instancias policiales) debemos recordar que la fama de las personas exige por parte de quienes informamos un gran ejercicio de responsabilidad.

Podemos destruir mucho en poco tiempo. La fama, además, es algo extremadamente delicado. Siempre se ha dicho, utilizando una expresión muy gráfica, que es prácticamente imposible recoger el agua derramada. Por más que uno se empeñe, es prácticamente imposible restaurar el daño causado en cuestiones de honor y buen nombre.

Por todo lo anterior, me animo a lanzar ahora una pregunta al aire: ¿algún tertuliano de radio, prensa o televisión va a pedir perdón públicamente por las invectivas lanzadas contra Mario Conde por este caso?

Más en twitter: @javierfumero

 
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