Alonso, Alonso, Alonso

-- “En nombre del PP, quiero pedir disculpas a todos los españoles por haber situado en puestos de los que no eran dignos a quienes en apariencia han abusado de ellos”.

Mariano Rajoy pronunció estas palabras hace un mes en el Senado, concretamente varios días después de la Operación Púnica que se llevó por delante a seis alcaldes del Partido Popular y al presidente de la Diputación de León.

Según nos contaron entonces desde la cúpula del PP, ese paso al frente del presidente fue también un ‘aviso a navegantes’: a Rajoy no le gustó nada la reacción que del PP en las horas posteriores a aquel ‘black monday’ que metió entre rejas a Francisco Granados y compañía.

Hubo dirigentes que se pusieron de perfil, que escurrieron el bulto, que se avergonzaron de la gaviota, que no estuvieron a la altura. Y Mariano, como hace siempre, sin decir una palabra más alta que la otra, tomó nota.

En aquel momento tocaba dar la cara, aceptar preguntas de los periodistas (González Pons lo hizo), salir de la cueva, realizar valoraciones políticas, coordinar mensajes. Batirse el cobre por las siglas, en definitiva.

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Pues bien. Hubo una persona, por encima del resto, que a juicio de Rajoy se ganó las lentejas durante esa crisis. Un miembro del partido que fue singularmente valiente y noble, que no escatimó esfuerzos: se llama Alfonso Alonso.

El líder del grupo parlamentario no eludió aquella jornada ninguna cuestión sobre la Operación Púnica y marcó la pauta del mensaje que debían transmitir los responsables del partido:

-- “Si ayer sentía asco y repulsa –dijo- hoy tenemos que sentir responsabilidad y compromiso para que sea más difícil robar”.

El inquilino de la Moncloa es un hombre que estima, por encima de todo, la lealtad. Y premia, cuando ve ocasión, esa actitud.

Ahora la consigna es “política, política, política”. El presidente del Gobierno ha descartado la sugerencia de Pedro Arriola, que le animaba a seguir apostando por publicitar los logros económicos del Ejecutivo. Rajoy justifica este giro afirmando que la gente, por la calle, le dice que no lo nota.

Por eso, ha decidido apostar por más política, tanto desde el partido como desde el Gobierno. Volver a hablar de política, explica el presidente, conseguirá movilizar al electorado del PP que se quedó en casa y no votó en las europeas.

Para relevar a Miguel Arias Cañete en Agricultura, Rajoy optó por un ministro de perfil ‘técnico’: Isabel García Tejerina. Ahora para insistir en “política, política, política”, llega a Sanidad el leal Alfonso Alonso.

Veremos si logra su propósito.

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