Cristina Cifuentes comienza a ser un verso suelto
Algo debe tener Madrid. Porque Cristina Cifuentes empieza a seguir los pasos de otros dos líderes populares que comparten en el Partido Popular esa etiqueta de “verso suelto”: Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón.
La presidenta de la Comunidad de Madrid parece haberse quedado sola en su propuesta para democratizar el partido y apostar por las primarias: un militante es igual a un voto. La fórmula que tantos quebraderos de cabeza está provocando ahora en el PSOE, por cierto.
Nadie la secunda, dicen algunos, a excepción hecha de Isabel Bonig, la nueva responsable del PP valenciano. Pero eso, a estas alturas, es casi como estar sola. María Dolores de Cospedal, José Manuel Moreno y hasta el propio Núñez Feijóo se mostraron favorables en su día, pero ahora no dicen esta boca es mía.
Lo más grave de todo es que Rajoy considera ahora esta fórmula un grave error. El partido lo gestionan los compromisarios. Esa es su tesis. Muy democrática también, según defiende. Los cargos y dirigentes deben ser elegidos por los representantes del partido. Y no quiere oír hablar de cambiar este apartado del artículo 31 de los estatutos que regula la elección de cargos.
Cristina Cifuentes asegura que en el Congreso regional del PP se hará como ella diga, es decir, con un sistema de votación directa. Es imperfecto pero acerca el partido a la ciudadanía, que ya no tolera los dedazos ni sus primo-hermanos.
La ponencia sobre política y estatutos del Congreso Nacional de febrero es la que discutirá sobre la elección del líder. Al frente de la misma, Rajoy ha colocado a Fernando Martínez Maíllo, que ejercerá de coordinador. También figuran Alicia Sánchez Camacho, Pedro Sanz, Mercedes Fernández e Ignacio Diego.
Lo dicho. Cifuentes parece en esto más sola que la una.
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