Javier Fumero

Deja en paz al mono

Hace algún tiempo escuché por vez primera un dicho popular, de gran éxito en el Caribe, que dice así: “Juega con la cadena, pero deja en paz al mono”. La moraleja del refrán es que uno debe tener cuidado con traspasar cierto límites si quiere salir indemne.

Pensaba estos días en ello a propósito, cómo no, de la victoria de Donald Trump y todo lo que se ha escrito sobre su agresiva campaña electoral.

La web de la todopoderosa Univisión ha elaborado un curioso gráfico interactivo con el siguiente título: “Dime cómo eres y te diré cómo te ha insultado ya tu nuevo presidente”.

Es un juego: un detallado elenco de los insultos que ha dirigido Trump durante su vida y su carrera política a negros, latinos, mujeres, políticos, periodistas... “Si eres una persona, seguro que Trump tiene algo que decirte”, explica el texto.

La pieza no da para mucho. Algunas entradas son bastante forzadas, existen muchas repeticiones que supuestamente valen para todo. Pero el asunto está bien traído. Porque si por algo se ha caracterizado el nuevo líder de Estados Unidos estos meses es por su incontinencia verbal.

Sin embargo, yo lanzo una pregunta. ¿Cómo se puede poner el grito en el cielo por los excesos de Trump y hablar de libertad de expresión cuando quien ofende es una revista satírica, por ejemplo?

Hablemos, por citar un caso, del semanario francés Charlie Hebdo, esa publicación que se enorgullece de ser transgresora y faltona. Yo creo que la política y el humor deben tener límites. Porque eso mejora a la sociedad. No es ni cortedad de miras, ni dictadura, ni un ataque a la creatividad o el arte.

El recurso al ultraje, a la zafiedad, a la ofensa no es de recibo, no tiene un pase. Demuestra una gran intolerancia. Es un atropello a la persona. Es vejatorio y denigrante. Nos hacen un flaco favor como sociedad.

Más en twitter: @javierfumero

 


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