Javier Fumero

Eduardo Madina y el riesgo de achicharrarse vivo

El pasado viernes Eduardo Madina decidió dar “un paso al frente” y anunció su candidatura a liderar el PSOE. Junto al busto del histórico dirigente socialista Ramón Rubial, Madina aseguró que toma esta decisión “consciente de que un tiempo nuevo ha comenzado a abrirse en el PSOE, con un congreso histórico que elegirá a su secretario general con el voto de todos”.

Admito que hubo un hecho que me gustó bastante: el nuevo candidato admitió preguntas en su intervención. Muchas. Todas. Las que quisieron hacer los periodistas presentes. Ya es triste tener que alegrarse de algo así, pero es lo que hay. Nuestros líderes nos han llevado a esto.

Sobre la candidatura de Madina, tengo algo que decir.

Recuerdo muy bien unas palabras pronunciadas hace unos meses por un miembro del Partido Socialista que se llama Mikel Torres. Es el alcalde de Portugalete, número dos del PSE en Vizcaya pero, sobre todo, amigo íntimo del propio Eduardo Madina.

Torres se ha lanzado estos días a una campaña de apoyo sin fisuras a Madina. Tras la debacle de las europeas, el vicesecretario general del PSE ha insistido ante sus compañeros en el País Vasco en que su compañero puede ser la solución que necesita el PSOE.

Pero es curioso. Porque no siempre ha sido así. Hace tan sólo unos meses, Torres no pensaba igual. De hecho, esto es lo que decía en 2013 sobre la candidatura de Madina:

-- “Está verde, y lo sabe. Le falta el punto de ordeno y mando porque no ha ejercido poder. Edu va a ser un gran líder, pero igual le conviene esperar un poco”.

Creo que este es el principal desafío al que debe hacer frente Eduardo Madina: el riesgo de achicharrarse por haber esprintado antes de tiempo.

En ciclismo pasa mucho. Uno se puede quedar sin la victoria tanto por demorarse en lanzar el ataque como por pasarse de listo y arrancar demasiado pronto. Por eso se dice que en esas etapas de primera categoría, es preciso tener nervios de acero.

 

Creo que eso es precisamente lo que marca la diferencia entre lo que han decidido Eduardo Madina y lo que ha hecho Susana Díaz.

Uno no ha podido resistirse a los cantos de sirena que, dentro del partido, clamaban por su entronización. La otra, sin embargo, ha visto que quizás era demasiado pronto: le falta experiencia, el apoyo unánime del partido y garantías para digerir con éxito una posible derrota ante el PP en las generales de 2016.

El tiempo dirá quién ha acertado.

Más en twitter: @javierfumero

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