Javier Fumero

El Ejército es necesario: lo saben hasta los socialdemócratas nórdicos

Creo que es relevante para España lo que está pasando en Suecia con las Fuerzas Armadas. Este país y sus vecinos nórdicos –tan socialistas, tan solidarios, tan neutrales, tan pacifistas- acaban de anunciar que se refuerzan, que van a volver a dotar a su Ejército de medios.

El parlamento de Finlandia acaba de aprobar un plan que supone un aumento de 50.000 efectivos para tropa y la renovación de su armamento militar.

En Noruega acogieron a principios de año un contingente de 300 soldados estadounidenses para entrenar en su territorio. Es la primera vez que Oslo aprueba la presencia de tropas extranjeras —que no estén bajo mandato de la OTAN— desde tiempos de la Guerra Fría.

Por último, el gobierno de Estocolmo ha decidido recuperar el servicio militar obligatorio. Abandona el reclutamiento voluntario, el ejército profesional, por las actuales circunstancias de peligro y riesgo multilateral.

¿Qué sucede? La amenaza se llama Rusia. Hay un gran temor a lo que Vladimir Putin tenga en mente sobre sus vecinos con los que comparte tantos kilómetros de frontera.

Esta noticia me parece interesante para España porque asistimos, de un tiempo a esta parte, a una campaña promovida por movimientos de izquierda vendiendo una política antimilitarista que, a la vista de lo dicho, resulta demagógica y falaz.

Todo hombre de bien es pacifista. Cualquier persona con cultura y educación adopta el uso de la fuerza como último remedio, ama la concordia y busca siempre el entendimiento. Logra controlar sus impulsos violentos –los que todos llevamos dentro- si ha sido educado en la buena dirección.

Pero esto es compatible con entender que no todo el mundo es tan sensato. Por eso, para proteger a la sociedad, a los ciudadanos y asegurar que esos principios tan valiosos van a prevalecer sobre el horror, los países deben armar un ejército. Su principal misión será defensiva, disuasoria. Sólo en casos extremos deberán utilizar su potencial para un ataque.

Sin embargo, insisto, aquí en nuestro país no todos entienden esto. Por eso, Ada Colau ofende –día sí y día también- a los representantes de la fuerzas armadas en Cataluña. De hecho, quiere expulsarlos de ferias y eventos en Barcelona. Por eso, el ex Jemad José Julio Rodríguez fue abucheado por sus propios correligionarios de Podemos en el último Vistalegre. Por eso, desde hace años se organizan marchas para expulsar a los militares de Rota y Morón. Por eso en Navarra hay un movimiento para acabar con las Bardenas Reales, el polígono de tiro más importante de la OTAN en Europa.

 

Me parece relevante que sean tres países europeos de larga tradición socialdemócrata, con un amplio historial de gobiernos de izquierdas, quienes recuerden estos días al mundo la importancia de cuidar un Ejército propio sin que por eso uno deba ser considerado un troglodita.

Más en twitter: @javierfumero

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