Javier Fumero

Iñaki Urdangarín debe ir a prisión

Veo a mucha gente nerviosa ante la posibilidad de que Iñaki Urdangarín ingrese en prisión por el caso Noos. De probarse los hechos que se le imputan, es muy conveniente que esto suceda. No entiendo el desasosiego.

Es preciso predicar con actos concretos que queremos otra sociedad. Queremos que la ejemplaridad reine, que nuestros líderes sean un modelo a seguir, que nos gobiernen los mejores, que los que estén más arriba sepan que tienen mayor responsabilidad, que los ciudadanos ya no toleramos más atropellos.

No se exige la perfección. Todos tenemos defectos. Sí la buena voluntad y la honestidad. Otro mundo es posible.

Por eso, por el bien de la sociedad, Iñaki Urdangarín debe ir a prisión si el juez considera probado el desvío de fondos públicos mediante corrupción, fraude fiscal y blanqueo.

Veremos en qué queda todo pero el fiscal ha sido bastante explícito: seis años de cárcel por malversación en concurso medial con delitos continuados de prevaricación y falsedad en documentos público y mercantil; dos años por fraude a la administración; 3,5 años por estafa en concurso con falsedad; seis años por delitos contra Hacienda y dos años por blanqueo.

Digo más. Visto lo visto, creo que en el caso de Urdangarín es especialmente aconsejable un castigo así. Porque este chico abusó de una posición de privilegio. Es más culpable quien más deber tiene de ser honrado en virtud del lugar donde se encuentra. En el caso que nos ocupa, parece demostrado que Urdangarín abusó de la confianza de muchos.

En el juicio se ha denunciado que logró acceder de forma “directa e inmediata” a fondos manejados por las Administraciones (el dinero de todos, vamos), eludió los requisitos exigidos por las normativas de contratación pública y desvió hasta 6 millones de euros de las arcas de Baleares, Comunidad Valenciana y Madrid.

Todas estas actuaciones se sustentaron sobre un hecho gravísimo: por ser vos quien sois.

De hecho, el fiscal atribuye a Urdangarín la vertiente institucional y comercial de algunas iniciativas del Instituto Noos. Ha sido definido en el proceso judicial como “el gancho ideal –explica el fiscal- para obtener clientes y aumentar notoriamente los honorarios”.

 

Pues el gancho ideal debe ir a prisión. Los políticos y, por extensión, los ciudadanos depositaron en Iñaki Urdangarín su confianza. El que abusa de esta prerrogativa debe pagarlo. Y muy caro.

Más en twitter: @javierfumero

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