Javier Fumero

Leña al mono en las calles

Todo quedará en nada. Las aguas volverán a su cauce. Habrá heridas que sanar pero, con el tiempo, miraremos para atrás y recordaremos como una mala pesadilla todo lo sucedido estos días con el intento de independencia catalana.

Esta es mi respuesta cuando alguien me pregunta qué pienso sobre lo que está sucediendo en Cataluña y cómo van a quedar las cosas. Es triste, muy lamentable, pero no hay modo de que este barco llegue a puerto. Vamos a pagar un precio, eso es indudable.

Costará tiempo restaurar la confianza entre las partes. Se romperán puentes que las generaciones actuales no verán recomponer. Algunos no volverán volvamos a mirarse con aprecio nunca más. El agua derramada no volverá al cántaro, es imposible.

Para que se me entienda: será un poco como lo de ETA. Tanto dolor, tantísimo. Heridas sin cicatrizar, huellas imborrables… pero gracias a Dios es algo del pasado. Las generaciones más jóvenes no saben lo que es una bomba lapa, un tiro en la nuca, un talde, un zulo, un bidón con Titadyne. Una mala pesadilla, como digo. Gracias a Dios.

Sin embargo, sí hay una cosa del ‘procés’ que me preocupa bastante. La posibilidad de que el 1 de octubre haya kale borroka en pueblos y ciudades de Cataluña. Policía, Guardia Civil y Mossos van a impedir, en la medida de sus posibilidades, que se coloquen urnas en colegios y locales públicos.

Eso puede tensar las cosas y provocar incidentes. Imagínense la escena: empujones, gritos, algaradas, insultos, piquetes… Esta espiral puede derivar, en cero coma, hacia otras situaciones que ya hemos vivido: barricadas, destrozo del mobiliario urbano, rotura de escaparates, botes de humo, cócteles molotov, neumáticos incendiados, lanzamiento de piedras…

No temo a los parlamentarios, ni a los concejales, ni a los catalanes de a pie. Ellos defienden legítimamente sus ideas y no van a recurrir a la violencia.

Pero Cataluña, no lo olvidemos, es uno de los refugios más importantes del anarquismo y la kale borroka europea. Allí se reúnen expertos en protestas callejeras y movimientos okupas, especializados en choques con las fuerzas de seguridad.

Quizás nombres como ‘Negres Tempestes’ o ‘Áurea Negra’ no le digan nada, pero son eso: veteranos de la guerrilla urbana y profesionales del boicot. Gente contraria al sistema y expertos en reventar actos, provocar tumultos y generar violencia.

 

Esto sí me preocupa y mucho.

Más en twitter: @javierfumero

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