Lotería lacrimógena
Me gusta el anuncio que acaba de presentar Loterías para el Sorteo de Navidad. Es sensiblero y lacrimógeno, es cierto, pero transmite muy buenos valores: la atención debida a nuestros mayores, la alegría de compartir, la importancia de servir, el desinterés como oportunidad… Siempre me ha parecido mejor apostar por esto que su contrario.
Por otro lado, nadie podrá negar que ha sido un spot efectivo, que –en definitiva- es lo que se le pide a un anuncio. Se está hablando mucho de la pieza y, según confirman los primeros datos, la ventas de boletos ha crecido un 15% en los últimos días.
Ni qué decir tiene que supera con mucho aquel atropello realizado para la Navidad del año 2013, con Montserrat Caballé, Raphael, David Bustamante, Marta Sánchez y Niña Pastori. Aquello sí que fue terrorífico. “Na, na, na, ná… na, na, naaaa”. Provoca escalofríos sólo recordarlo.
Juan Carlos Monedero no comparte esta opinión. Acudió el martes a ‘El programa de Ana Rosa’ para hablar de la situación de Podemos, pero le preguntaron precisamente por el anuncio de la Lotería.
“Me estremece un poco –dijo- que el anuncio más caro sea el de la lotería”. “Me preocupa que el mensaje del Gobierno sea que compres lotería y que alguno se salvará”. Reconoció que no había visto el spot y que no compra décimos.
Y añadió: “Es como el cuento de la Cenicienta. Tiene su lógica perversa: te vas a llevar el dinero de los demás. Es que la vida no prospera y te lo tienes que jugar todo”.
Me pareció bastante simplista el comentario. Para empezar, por intentar ver la mano del gobierno detrás del anuncio. Me cuesta ver a Rajoy imponiendo un guión determinado a la agencia de publicidad Leo Burnett (responsable del trabajo) para influir en la mente de los españoles.
El Estado recauda dinero a través de Loterías y Apuestas del Estado desde hace muchos años. Y entiendo que si Podemos desembarca algún día en el Gobierno, mantendrá esa vía de ingresos, que es voluntaria. Ese dinero serviría para poder financiar, por ejemplo, el sueldo para todos que Pablo Iglesias pretende implantar.
Lo de la lógica perversa, por más vueltas que le doy no lo pillo, la verdad.
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