Javier Fumero

Muerto el petróleo se acabó la rabia del Estado Islámico

¿Existe verdadera voluntad de acabar con el Estado Islámico? Uno quiere pensar que sí, que faltaría más. Pero entonces hay preguntas que alguien debería responder. Adelanto una: ¿por qué no se ha puesto fin al entramado financiero del petróleo que permite financiar esta guerra del terror?

El ISIS alimenta su maquinaria de guerra desde los campos petrolíferos de Siria. Y sobre esta cuestión se conoce prácticamente todo. Les recomiendo, por ejemplo, este artículo publicado por el Financial Times el pasado mes de octubre. Ahí se dicen cosas tan interesantes como las siguientes:

-- El Estado Islámico ingresa un millón y medio de dólares al día vendiendo petróleo. Al año llega a recaudar unos 500 millones de dólares en total.

-- Los pozos de donde se extrae el crudo de los terroristas están en la provincia de Deir Ezzor, al Este de Siria y casi en la frontera de Irak.

-- Las estimaciones calculan una producción anual de 34.000 y 40.000 barriles diarios de petróleo.

-- Hay dos campos petrolíferos estrella para el ISIS: el de al-Tanak y el de al-Omar. El primero produce unos 16.000 barriles de crudo al día. El segundo ronda los 11.000. Y el crudo de estas dos plataformas se vende caro porque es de buena calidad: entre 40 y 45 dólares por barril. Es decir, de estos dos yacimientos se obtiene el 80% de los recursos que alimentan a los islamistas radicales y sus andanzas por el mundo.

-- Este petróleo no se puede vender en la calle porque está manchado de sangre. Por eso el ISIS recurre a un ‘público cautivo’: los mercados locales de Siria e Irak. Sus refinerías están en manos de radicales y se nutren de este crudo, que además obtienen algo más barato que en el mercado global. El margen de beneficio que obtienen los intermediarios de este lucrativo negocio ronda los 10 dólares por barril.

Dicho lo cual, la ecuación es sencilla. Muchos analistas coinciden en afirmar que el final de ETA ha sido posible en nuestro país gracias a la ofensiva que desplegó un tal Baltasar Garzón contra el aparato de financiación de la banda.

No es fácil entender, atendiendo a los datos presentados, por qué los ataques de los países occidentales no se han centrado en este objetivo: desmantelar la estructura petrolífera de los radicales.

 

No ha sido así. En los últimos 12 meses sólo 200 de los 10.000 ataques aéreos coordinados contra posiciones de ISIS se han dirigido a su infraestructura energética. Un mísero 2%. ¿Alguien lo entiende? Yo no.

Más en twitter: @javierfumero

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