Javier Fumero

Por qué el PSOE no quiere funerales de Estado

El PSOE ha puesto el debate sobre la mesa porque pretende sacar mucho rédito. En las urnas antes que nada. Ha levantado la voz contra las misas católicas que se han celebrado para conmemorar el décimo aniversario del 11-M y el fallecimiento de Adolfo Suárez. Detrás se esconde una ofensiva de amplio respiro.

José Luis Rodríguez Zapatero ya lo intentó. Puso a miembros de su gobierno a trabajar en dos reformas de fondo: la Ley de Libertad Religiosa (que rige en España desde 1980) y el Reglamento de Honores Militares.

Argumento: el Estado español no tiene religión oficial; por tanto, debe ser religiosamente neutral. En la Unión Europea estas reformas ya se han llevado a cabo. Y el crucifijo supone un agravio para otras simbología religiosas, que es preciso respetar si queremos ser una sociedad abierta y tolerante.

Yo tengo dos objeciones que hacer a esto:

a) No estamos en un estado laico, por más que algunos quieran. España en un Estado aconfesional, que no es lo mismo.

Es cierto que aquí no hay religión oficial como sí existe, por ejemplo, en Noruega o Gran Bretaña (sin que nadie se rasgue las vestiduras, por cierto). Pero como dice el artículo 16 de la Constitución Española, en su párrafo 3, el Estado está obligado a promover la cooperación con las distintas confesiones religiosas, especialmente con la Iglesia Católica, por ser la mayoritaria en España.

Esto es así, le pese a quien le pese. El que no esté de acuerdo con esto y reclame la desaparición de lo religioso de cualquier ámbito público –algo muy poco tolerante pero legítimo, por otro lado- debe promover un cambio constitucional. Y, como decía un buen amigo mío, que se ponga entonces a la cola: los muchachos de Iñigo Urkullu y Artur Mas llegaron antes.

b) Rubalcaba y Elena Valenciano deberían ser coherentes por una vez y acometer este asunto de frente, sin demagogia.

Si lo hacen, que vayan redactando los decretos para erradicar de la vida pública española las procesiones de Semana Santa (todas: Sevilla, Málaga, Zamora, Cuenca, León...), las fiestas de Navidad (Nochebuena y Reyes, fundamentalmente), para eliminar los crucifijos y las imágenes de santos del Museo del Prado, para expulsar del país a los capellanes castrenses, a las monjas que atienden los dispensarios con enfermos de SIDA...

 

Pero ya puestos, los socialistas deben promover el cambio de algunos términos popularmente aceptados por la ciudadanía. ¿Qué es eso de que dos personas se despidan con un “adiós”? Eso es muy poco aconfesional. “Chao”, “hasta luego”, “nos vemos”... son mejores opciones que la otra, de clara connotación religiosa. Ya están tardando.

Más en twitter: @javierfumero

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