Javier Fumero

El amigo de Pablo Iglesias también se apunta al marxismo de Groucho

Perdonen que les castigue de nuevo con el genial axioma que hizo popular Groucho Marx, pero el caso lo merece:

-- “Estos son mis principios,  pero si no le gustan tengo otros”.

Lo traigo a colación de lo que acaba de suceder en Atenas. Resulta que el recién estrenado gobierno de Alexis Tsipras ha optado, a las primeras de cambio, por dejar atrás algunas de sus propuestas más radicales. Antes incluso de sentarse a negociar. Inaudito.

La Grecia de Syriza acaba de renunciar, por arte de magia, a la cacareada quita de la deuda pública, una baza electoral que le granjeó muchas simpatías.

El ministro griego de Finanzas, el famoso Yanis Varufakis, desveló este lunes que su receta para aliviar la monumental deuda que ya asciende al 175% del PIB consiste ahora en canjear los bonos actuales por dos instrumentos alternativos: a) bonos ligados al crecimiento (si alcanza un determinado PIB abonará lo que debe); y b) deuda perpetua para sustituir a los bonos del BCE.

Es curioso comprobar el ‘mal de amnesia’ que les entra a los partidos cuando pisan la alfombra y acarician el parqué. Mariano Rajoy será casta por incumplir su programa pero ¿qué calificativo le dedicará Pablo Iglesias a su amigo Tsipras por este renuncio?

Como esto ya ha pasado con Podemos –basta recordar las matizaciones que el partido ha hecho a varias propuestas radicales que lanzó esta plataforma para las europeas- podemos deducir que se hablará de “pragmatismo”, de “adaptación a las nuevas circunstancias”, de “flexibilidad” por el bien mayor que supone la causa popular.

O sea, puro marxismo de Groucho.

Más en twitter: @javierfumero

 
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