Javier Fumero

Pedro J. Ramírez, el periodista convertido en noticia

Tiempo habrá de analizar con detalle el trasfondo enorme de la salida de Pedro J. Ramírez de la dirección del diario El Mundo. De hecho él mismo declaró este jueves, en su despedida, que tiene sentimientos encontrados: siente “pesar, orgullo y gratitud”. Y abandona de facto la dirección del periódico el próximo domingo, imagino que con una suculenta homilía dominical… Estaremos atentos.

Pero voy a comentar algo que me ha venido a la cabeza en las últimas horas. Se trata de unas declaraciones realizadas por el propio Pedro J. el pasado mes de julio, en las que menospreciaba el “periodismo sobre periodistas”. A su juicio, los plumillas no deberíamos centrarnos en nosotros mismos: eso es mirarse el ombligo y perder el punto de mira. La prensa sólo debe mirar ‘hacia fuera’ y contar ‘lo que está pasando’ a los ciudadanos.

Discrepé en su día y discrepo hoy. Porque ese ecosistema que Pedro J. llama la realidad está integrado también por periodistas. Formamos parte de él, influimos con nuestro trabajo en la vida de las personas y, en muchas ocasiones, somos la pieza del puzle que explica precisamente todo lo demás.

Ya lo dije en otra ocasión: muchas veces, lo que “está pasando” sólo se comprende a la vista de los intereses de este o aquel periodista, de la filias o fobias de aquel grupo de comunicación, del pacto no escrito entre aquella cabecera y el empresario fulanito, del movimiento accionarial que se acaba de producir entre los inversores de ese periódico, esa televisión, esa radio o esa web...

¿Es todo eso relevante? Sí. ¿Deben conocerlo los ciudadanos? Sí. ¿Mejora una sociedad democrática favorecer esta transparencia? Por supuesto: creo que es algo tremendamente higiénico y conveniente.

Esta modesta web lo entendió así desde sus orígenes y decidió informar, con todo el rigor y la veracidad de la que nos es posible, sobre el proceloso mundo del Periodismo. Años después de iniciarnos en este andadura, la sección de Medios de El Confidencial Digital se ha convertido en un referente. Es un orgullo y una responsabilidad.

Porque esta tarea (también lo he dicho en alguna otra ocasión) no es nada fácil. No faltan las presiones, las zancadillas, las maniobras de confusión... y esa soledad que suele acompañar siempre a aquellos que optan por arrojar luz donde otros preferirían –incluso legítimamente- un poco más de oscuridad.

De todo esto me he acordado estos días al ver precisamente a Pedro J. Ramírez en el candelero. Y esto no ha hecho más que empezar. Que nadie se lleve a engaño: aquí hay claves de esta operación que todavía no se han desvelado. El periodista seguirá siendo noticia y nosotros intentaremos contárselo.

Más en twitter: @javierfumero

 


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