Javier Fumero

Propuesta: ahorrarnos la campaña electoral

¿Y si nos ahorramos la campaña electoral? El Rey Felipe VI ha sugerido este lunes que los partidos políticos gasten poco en los próximos comicios y sean sobrios también en los mensajes. Yo propongo directamente ahorrarnos la campaña.

Efectivamente, el despliegue que exige un proceso electoral es muy caro. Ronda los 140 millones de euros. A esta cifra hay que sumarle las subvenciones a los partidos: otros 40 millones de euros. Añadamos los 20 millones de euros que cuesta el buzoneo de papeletas y en total, vamos a tener que llegar a los 200 millones.

El desembolso de cada formación es también considerable pero viene de la ayuda estatal. El Partido Popular empleó 12 millones de euros para el 20-D. El PSOE, 9 millones; Ciudadanos, 4; y Podemos, 2.

La Ley Electoral no deja mucho margen, todo hay que decirlo. Fija unos plazos muy concretos para la campaña y también estipula que el coste para el Estado del envío de propaganda electoral tampoco se puede recortar.

Sin embargo, el propio ministro de Justicia, fue el primero en hablar de una campaña corta y más barata. “Podríamos ser imaginativos y encontrar soluciones que hagan más ligera y menos onerosa la campaña”, sugirió Rafael Catalá hace varias semanas.

Bien. Yo estoy de acuerdo. Por varios motivos.

Para empezar, ya sabemos lo que defiende cada uno. Se presentan los mismos líderes, con el mismo collar. No han pasado cuatro años sino cuatro meses desde la última cita con las urnas. Tenemos muy fresco el programa electoral de cada formación, sus puntos fuertes y débiles, sus apuestas e incongruencias.

Además, la propia negociación para formar gobierno ha sido elocuente y suficientemente ilustrativa. Nos ha quedado claro dónde está cada uno, qué pretende, qué defiende, a dónde quiere llegar.

Es lógico pensar, por otro lado, que no habrá muchas sorpresas. De hecho, sería desconcertante que alguien cambiara ahora sorpresivamente de postura sobre alguna cuestión relevante. Desconcertante e inasumible. Parecería una ocurrencia.

 

¿Para qué servirán los mítines? ¿Qué se logrará con la clásica visita mediática del líder al mercadillo de no sé dónde? ¿Cuántos votos arañará un partido al ver a su líder pegando un cartel? Y doy un paso más: ¿Qué podemos esperar de otro debate televisivo a dos, a cuatro, a…? Buf.

Insisto. Tenemos muy fresco cómo respira cada uno. La ciudadanía está harta y cansada de tanto mareo. No colmemos su paciencia y hartazgo: ahorrémonos la campaña.

Más en twitter: @javierfumero

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