Javier Fumero

Silenciar el secuestro de tres españoles

Se habrán dado cuenta todos. Tres periodistas españoles acaban de ser liberados tras 10 meses de secuestro en Siria. ¿Qué cobertura se ha dado al asunto durante estos 300 días en los medios de comunicación? Prácticamente nada. Cero. Silencio. Ssshhh. ¿Por qué? Tiene una explicación.

Los terroristas de Al Qaeda y del Estado Islámico buscan la máxima publicidad con sus acciones violentas. Parte de su estrategia es lograr el mayor eco mediático sobre sus crímenes. Es un modo de captar para la causa a jóvenes indecisos de Occidente.

Sin embargo, ahí la prensa informa de sus atentados y acciones violentas. No miramos para otro lado. Publicamos noticias, fotos, vídeos y audios de esas acciones, aún sabiendo que alimentan el fanatismo.

Se actúa así por varios motivos: porque hay que mantener informada a la población de aquello que les amenaza y perturba; porque no es posible ocultar hechos tan escandalosos como una masacre; y porque las nuevas tecnologías (móviles, redes sociales, chats, mensajería instantánea, etc.) harían imposible cualquier ‘apagón’ orquestado.

Sin embargo, estos razonamientos decaen cuando se trata de un secuestro de personas como el de los tres periodistas españoles. Aquí todos hemos respetado el silencio. Por una razón muy sencilla: había vidas en juego que dependían de esa discreción.

Los secuestradores monitorizan la prensa occidental. Si hay un clamor popular en el país de origen por lo sucedido, si hay una gran presión de opinión pública sobre un gobierno, los terroristas aumentan las exigencias para su liberación. O se plantean entonces terminar con una ejecución sumaria difundida en vídeo. Es así. Se quieren aprovechar del foco que hay puesto sobre el conflicto y sobre los gobernantes que deben pactar la solución.

Si sucede lo contrario, si apenas se habla de lo sucedido, los negociadores occidentales pueden jugar mejor sus bazas ante los captores: emplean esa aparente falta de interés mediática para subrayar que no se trata de ciudadanos importantes. Por tanto, no se van a hacer locuras: no estamos ante una cuestión de Estado.

Lo mejor de todo es que este fin de semana se confirmó la liberación de estas tres personas,  sin lamentar la muerte de ninguno de ellos. Desgraciadamente, no siempre ha sido así.

Más en twitter: @javierfumero

 
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