Javier Fumero

TV3 está vergonzosamente vendida

Es un escándalo. Utilizar dinero público, de todos los catalanes, para promover una televisión partidista, sectaria, entregada al poder político que lidera la Generalitat, es un escándalo.

Sí, ya lo sé. Es lo mismo que sucede con Televisión Española, por ejemplo. En la cadena pública, Gobierno y PP meten mano sin mucho pudor. De hecho, últimamente no se cuidan ya ni las formas: el otro día pillaron a una directiva ordenando redactar una noticia sobre la base de un argumentario de los ‘populares’. Sin anestesia.

Es bochornoso. Pero al menos, respecto a RTVE, existe una cierta labor de denuncia y oposición. Hay un buen grupo de profesionales dentro de la Corporación organizados para denunciar las manipulaciones y maniobras que intentan desde arriba.

Se ha formado un Consejo de Informativos que ‘canta las cuarenta’ sin rubor a sus superiores cuando lo consideran oportuno. Al menos, para que esos gestos no queden completamente impunes.

Lo extraño es el silencio, prácticamente unánime, sobre lo que está pasando con la TV3. Apenas hay una palabra de queja a nivel interno y la crítica es prácticamente nula desde fuera. Sólo haría una excepción con el analista de televisión Ferrán Monegal. Porque llevo años escuchándole dejar claro que la televisión pública de Cataluña se ha convertido en “una maquinaria de agitación y propaganda”.

Es paradójico oír a estos gobernantes de la Generalitat proclamar, por tierra, mar y aire, su delicada calidad democrática y denunciar la execrable dictadura colonial ajena. Deberían mirarse un poco más el ombligo.

Porque lo que pasa con la TV3 no es serio, ni higiénico, ni presentable. Sobre todo para los catalanes de bien.

Más en twitter: @javierfumero

 
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