Javier Fumero

Vale Carmena, ponte a crear empleo

Si les hablo de Jack Markell creo que muy pocos sabrán identificar al gobernador de Delaware, en los Estados Unidos. Es un político demócrata con una curiosa historia a sus espaldas.

Llegó al poder en 2008, en pleno estallido de la crisis económica norteamericana. Siete años después, la tasa de paro en esa región ha bajado del 5% hasta lograr un hito histórico: nadie ha logrado allí más empleos. Hace unas semanas, publicó un interesante artículo en la revista The Atlantic donde explicaba la clave de su éxito.

El inicio de su mandato fue terrorífico. Pocos meses antes de llegar al puesto de gobernador, Chrysler cerró la fábrica de coches de Newark. Poco después, una planta de General Motors también echó el cierre. Y en otoño llegó la puntilla: la refinería de Valero también cerró sus puertas asfixiada por las deudas.

Markell explica cuál fue su objetivo prioritario desde aquel momento: obviar las quejas, las lamentaciones, las críticas populistas y ponerse a crear empleo. Sin más dilación.

-- “Podría haber criticado a los CEO de Chrysler, General Motors y Valero por embolsarse unos inflados sueldos mientras mandaban a casa a familias desesperadas. Podría haber dicho que el sistema económico está amañado (…). Y seguramente muchos de mi partido me habrían aplaudido y apoyado. Hubiera logrado grandes titulares, y la gente me habría vitoreado. Pero hubiera sido una artimaña. Porque esos sueldos, por altos que fueran, no tenían nada que ver con los cierres de las plantas en mi estado”.

El demócrata Markell había trabajado en la banca, el sector de la consultoría y las telecomunicaciones. Y había sido tesorero de Delaware. Su experiencia le hizo concluir varias cosas:

-- Que la empresa privada es la primera condición para reducir la pobreza y la escasez. Es decir, es el principal motor del crecimiento económico.

-- Que el Estado tiene que implicarse en la creación de un ambiente económico propicio, que permita prosperar a la clase media.

-- Que la creación de empleo pasa por la sinergia –nunca la oposición- entre crecimiento económico y justicia económica.

 

Ojo. En este punto, admite, discrepa de la ideología demócrata: la desigualdad es culpa de un sistema amañado e injusto; el sistema financiero es responsable de todos los males económicos. Pero también de la propuesta republicana: la riqueza es lo principal, esté o no socialmente repartida…

-- Que la reactivación económica de Delaware se produciría al combinar medidas a largo y corto plazo. Pero lo primero: la educación. Durante la crisis duplicó el porcentaje de alumnos pobres que llegaron a la educación infantil. Se reforzó la formación de profesores. Se impulsaron cursos de chino y español (sí, español en Delaware). Se becó el acceso de alumnos cualificados que querían acceder a la Universidad. Se impulsó la Formación Profesional.

-- Que debía impulsar también el comercio exterior. Se basaba en dos datos bien elocuentes: a) los empleos relacionados con las exportaciones se pagan un 20% más que la media nacional; y b) los 17 tratados de comercio adoptados por los EEUU han logrado convertir un déficit de 2 mil millones de dólares en un superávit en manufacturas de 30 mil millones.

-- Que no podía olvidarse de fomentar la distribución de la riqueza. Elevó el salario mínimo de 7,25 dólares la hora a 8,25. Aumentó la inversión en programas de rehabilitación y reinserción social. Y creó un programa de asesoramiento financiero.

Mucho se ha escrito estos días sobre la posible llegada de Manuela Carmena al Ayuntamiento de Madrid. Quizás deberíamos hacérnoslo mirar, dejarnos de filias o fobias y ponernos manos a la obra. Como hizo Jack Markell en Delaware.

¿Seremos capaces? Tengo mis dudas…

Más en twitter: @javierfumero

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