Javier Fumero

Vigilar al vigilante

Una vez oí contar que en una cervecería muniquesa de mucho fuste –la Hofbäuhaus, dicen que se llama- tienen contratado desde hace muchos años a un cuerpo de vigilantes. Su misión es controlar el grado de ebriedad de los clientes.

Y allí se plantan, como unos pasmarotes, cada jornada ojo avizor. Si a un cliente le da por empinar el codo más allá de lo razonable, se acabó. En un abrir y cerrar de ojos tienes encima al maromo de turno que te “invita” a desalojar el local. Has superado el límite.

La pregunta que yo me hago en estos casos, cuando se habla de estos métodos de control, es siempre la misma: ¿Y quién vigila a los vigilantes? ¿Quién controla al controlador?

Es un delicado dilema. Por eso se suele decir que la corrupción más dañina para una sociedad es la de aquellos servidores públicos que tienen la responsabilidad de gobernar, juzgar o vigilar: políticos, jueces, policía.

Todos ellos ocupan una privilegiada situación. Sobre cada uno de ellos los ciudadanos han depositado su confianza (y les ha otorgado poderes concretos y extraordinarios) y ésta no debe ser quebrada nunca.

Traigo todo esto a colación a raíz de ese vídeo tremebundo, grabado por los vecinos del Raval, en Cataluña, donde aparecen cuatro Mossos d’Esquadra propinando una brutal paliza a un empresario, que falleció víctimas de las heridas.

Puñetazos, rodillazos, patadas… a un individuo reducido en el suelo, aplastado por unos agentes que parecen comportarse como animales.

Para colmo de males, Esquerra Republicana apoyó la semana pasada a su socio en el gobierno, CiU, para evitar que el Parlament pidiera la destitución del director de los Mossos. Enfrente, PSC, el PP, Iniciativa-Verds y Ciutadans intentaban un castigo ejemplar por semejante comportamiento.

Insisto: el caso es grave. Porque la corrupción del vigilante es especialmente dañina para una sociedad.

 

Más en twitter: @javierfumero

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato