Javier Fumero

Vuelve la censura a televisión

Estamos a las puertas de una nueva campaña electoral. El próximo 9 de mayo los partidos políticos comenzarán a llenar las calles de carteles, eslóganes y pasquines en un itinerario que nos llevará a votar por la Europa que queremos. Y volvemos a un escenario informativo muy deficiente.

Recuerdo cómo están las cosas en estos momentos. Desde hace algunos años, los partidos políticos han incorporado una nueva costumbre respecto a sus mítines de campaña: facilitan a los periodistas las convocatorias de actos que acompañan con los datos del satélite por el que se difundirán unas imágenes.

Esto es muy bueno para las televisiones porque tienen en directo y a un coste muy ajustado varios cortes de actualidad para sus programas informativos. ¿Cuál es el problema? Que se trata, efectivamente, de imágenes editadas por las formaciones políticas.

Los departamentos de comunicación de los partidos deciden entonces qué corte ofrecer, qué parte del discurso apoyar, cuál es la parte más interesante de su candidato, qué encuadre debe salir al aire... Propaganda pura y dura. Legítima, pero propaganda al fin y al cabo.

Porque este sistema permite obviar los errores de un político en pleno mitin de campaña, relegar aquellas ideas que no han sido bien expresadas, seleccionar las reacciones del público más favorables, obviar los eslóganes menos populares, dejar a un lado lo que no se considere estratégicamente relevante...

Ojo. Nadie va a impedir que las televisiones accedan a las caravanas electorales. Pero a la hora de la verdad, la imagen de la concentración que llega a los telediarios y noticieros suele ser la editada por la formación política en cuestión.

No son buenas noticias sobre la salud democrática de nuestra sociedad española. Porque, además, no es un hecho aislado. Les pongo otro ejemplo: la proliferación de las ruedas de prensa sin preguntas.

De un tiempo a esta parte, líderes políticos y altos ejecutivos de nuestro país han decidido convocar a los periodistas, difundir sus mensajes y no permitir que estos intervengan para requerir explicaciones sobre lo que consideren oportuno.

Los protagonistas citan, comparecen, divulgan su mensaje... y hacen mutis por el foro. Nada de preguntas incómodas, ningún contraste con los informadores, nada de dar cuenta a la opinión pública.

 

Parecen olvidar que la información es un derecho de los ciudadanos.

No es buena noticia, como digo, contemplar cómo se vulnera a hurtadillas el libre acceso de un pueblo a la realidad de las cosas. Es preocupante.

Más en twitter: @javierfumero

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