Javier Fumero

Zapatero y los jarrones chinos

¿Qué hace Zapatero en Venezuela? La frase se ha escuchado estos días de forma recurrente en ámbitos diplomáticos. La intención del ex presidente será la mejor, no hay por qué ponerlo en duda. Pero se cuestiona la oportunidad del viaje. Otra vez.

Venezuela atraviesa una situación límite, sin que se descarte incluso un golpe de Estado contra Nicolás Maduro. Estados Unidos lleva días advirtiendo de la inestabilidad creciente del país, del riesgo de caer en la anarquía si los militares derrocan al líder bolivariano y se produce un vacío de poder.

En este contexto, el desplazamiento de Zapatero al país, por invitación expresa del gobierno venezolano, es un movimiento arriesgado. El político español acude acompañado de los ex presidentes Leonel Fernández, de República Dominicana, y Martín Torrijos, de Panamá. Aún no se conoce la agenda de actos de esta delegación.

Pero los precedentes no son muy halagüeños. En un solo año, podemos recordar estos tres casos:

a) En diciembre pasado, Zapatero también estuvo en Venezuela. En aquella ocasión, la oposición venezolana calificó de “tibia” la actitud del ex presidente en contraposición con la postura adoptada por otro ex líder socialista. Felipe González había mostrado su apoyo de forma reiterada a los opositores encarcelados. Sin ahorrar críticas al gobierno de Maduro.

b) Varios meses antes, en febrero, Zapatero se desplazó a Cuba para reunirse con Raúl Castro, con el fin de solicitar una moratoria sobre la pena de muerte. Fue un desplante en toda regla al gobierno español, que acababa de recibir una afrenta por parte del líder comunista.

c) Un mes después, en marzo, Zapatero viajó al Sáhara occidental para participar en un foro que Marruecos organizaba en la ciudad de Dajla. La Unión Africana había pedido cancelar esta cita por celebrarse en territorio ocupado. La vicepresidenta y portavoz del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, pidió entonces más “prudencia” al ex presidente y criticó que no fuera consciente de las “implicaciones” que tiene un traslado “de esa naturaleza”.

Ya he recordado en alguna ocasión aquella declaración que se le atribuye precisamente a Felipe González  y que tan bien refleja un problema de este país:

-- “Para mí, los ex presidentes son como grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños. Se supone que tienen valor y nadie se atreve a tirarlos a la basura, pero en realidad estorban en todas partes. (...)  Nadie sabe bien dónde ponerlos y todos albergan la secreta esperanza de que, por fin, algún día un niño travieso le dé un codazo y lo haga añicos”.

 

Más en twitter: @javierfumero

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