Javier Fumero

¡Es el aborto, la sanidad, las becas y la igualdad, estúpido!

Se nos echan encima las elecciones Europeas y el PSOE ya ha decidido cuál va  a ser su estrategia para ganar al PP: convertir la cita electoral en un debate sobre el aborto, la sanidad, la ley Wert, etc. La designación de Elena Valenciano no es gratuita.

El encaje de bolillos  que va a tener que realizar el principal partido de la izquierda española para encajar su estrategia en el argumentario sobre Bruselas tiene su miga. La propuesta va a ser, sintéticamente, la siguiente:

-- La Unión Europea (que es lo que se vota) ha sido una referencia para las libertades;

-- En España estamos viviendo un retroceso;

-- Hay que votar ahora al PSOE para defender la autonomía de la mujer, la salud gratuita universal, la enseñanza pública, las ayudas a la dependencia, las becas...

Pero ¿por qué ha decidido el PSOE apostar por esta estrategia? Fundamentalmente, por dos motivos:

Primero. España es un país mayoritariamente de izquierdas pero el PSOE perdió hace un par de años su capacidad de seducción. Fue abandonado por su electorado. Esto segundo es obvio: se vio en las urnas en noviembre de 2011. La primera afirmación (España es de izquierdas) se puede constatar científicamente en este ilustrativo gráfico, publicado hace unas semanas por el diario El País:


Esto explica, por ejemplo, por qué Rajoy no logró vencer a Zapatero en 2008 pese a lograr el apoyo de 10 millones de votantes. Pero vamos al tema. Como se puede observar, si uno logra implicar a los votantes del centro-izquierda tiene ganadas las elecciones.

 

Máxime si hay –como en estos momentos- cierta desmovilización en la derecha, provocada por la desafección de las víctimas de ETA, esa subida de impuestos que contradijo el programa electoral de los ‘populares’, la falta de contundencia con Cataluña y las sombras sobre la financiación del Partido Popular.

Por todo ello, el primer objetivo de Rubalcaba y Elena Valenciano es echar el resto y recuperar a sus votantes.

Segundo. Pero el PSOE atraviesa una grave crisis de identidad. El Partido Socialista no tiene una sola objeción que hacer a la mejora de los grandes datos macro-económicos sobre España que se van publicando. Son reales y ellos lo saben. Tradicionalmente, la derecha gestiona mejor los recursos de un país. Y Rajoy ha vuelto a hacerlo. España está saliendo de la crisis.

¿Qué le queda entonces al PSOE? Lo escenificó perfectamente Alfredo Pérez Rubalcaba en el Debate sobre el estado de la Nación: la defensa de la clase trabajadora que ha visto recortados sus derechos.

Los socialistas españoles sufren un problema antiguo, de gran extensión y calado: los partidos de izquierda han quedado huérfanos de ideología y vacíos de contenido. En toda Europa.

Ya he recordado alguna vez aquella mítica respuesta del ex presidente François Mitterand cuando alguien le preguntó sobre la definición de socialismo. Contestó: “Es lo que dicen y hacen los socialistas”.

La llegada de Zapatero a La Moncloa coincidió con la derrota del laborismo británico, la llegada de Sarkozy al Eliseo francés, la crisis de la izquierda italiana (que sólo ahora ve la luz al final del túnel), la irrupción de la imponente Angela Merkel en Alemania...

ZP vio las orejas al lobo y decidió entonces enarbolar banderas que le permitieran dotar al socialismo español de nuevos entusiasmos. Apostó por el cambio climático, la alianza de civilizaciones, la cooperación y el desarrollo, la memoria histórica, hizo gala de un cierto antiamericanismo (después corregido) y de una política laica de derechos civiles: igualdad, aborto, matrimonio homosexual…

En España, le compramos el boleto y logró siete años de crédito. Pero en el resto de Europa, el socialismo languideció. Cuando en 2008, llegó la derrota de los socialistas en Portugal, sólo cinco naciones de los 27 estados que componían la Unión Europea mantenían un gobierno de inspiración ‘progresista’: España, Grecia, Austria, Eslovenia y Chipre.

Hasta un país tradicionalmente abierto a las ideas socialdemócratas como Suecia (modelo durante años de ese ideal llamado Estado del Bienestar) se encontraba en aquellos meses en la cuerda floja.

Todo esto sucedía sólo 12 años después de que en el viejo continente campara el socialismo a sus anchas: Schröeder en Berlín, Blair en Londres, Jospin en París y Massimo D’Alema en Roma. Once de los quince miembros de la UE eran dirigidos por políticos de izquierdas.

Nada ha vuelto a ser como entonces. En estos momentos sólo en Francia, España o Italia los socialistas amagan con resurgir. Pero el caso francés es paradigmático: François Hollande se ha visto obligado a girar a la derecha para evitar la quiebra del país. Como Zapatero al final de su segunda legislatura.

¿Qué es ser socialista hoy? La pregunta sigue provocando grandes quebraderos de cabeza a la izquierda europea. Ha quedado claro que en lo económico no tienen mucho que decir. Por eso algunos han decidido echar toda la carne en el asador de las políticas sociales. De ahí la estrategia diseñada por Rubalcaba y Elena Valenciano para estas Europeas: aborto, sanidad, educación, igualdad...

Más en twitter: @javierfumero

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