Javier Fumero

Se acepta curso de diplomacia para político español

Este lunes, un comentarista me dejó en el blog el siguiente mensaje: “Fumero, tu encantado ¿verdad? Se acabaron las mayorías absolutas como predijiste encantado... Ahora empiezan los quintapartitos de extrema izquierda”.

Y lo redactó, me parece entender, con cierto retintín, como una crítica. Es curioso. Porque yo sigo pensando que este país necesita, al menos por una larga temporada, de diálogo, de consenso, de parlamento.

Sí. Empieza una nueva etapa. Un periodo donde el sanguíneo y visceral político hispano deberá inscribirse en algún curso acelerado de diplomacia y mediación si quiere estar a la altura de los nuevos tiempos.

No hay que tener miedo. Por ahí fuera llevan años moviéndose en estas procelosas aguas y no parece irles tan mal. Habrá dificultades, como es lógico, pero también muchas ventajas.

Alemania va muy por delante en este ‘modus operandi’. Allí, por ejemplo, la llamada “gran coalición” PP-PSOE (que aquí le pone los pelos de punta a medio país) es algo de común administración. Los dos grandes partidos, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Socialdemócrata (SPD) han formado gobierno hasta en tres ocasiones: 1966, 2005 y 2013.

Democristianos y socialdemócratas se han aliado también con los Liberales. Y hasta con los Verdes. Y no ha pasado nada: ni los demonios han salido a pastar, ni se ha desencadenado una espiral de plagas terroríficas, ni ha llovido azufre sobre las cabezas teutonas.

¿Que habrá más inestabilidad? Pues claro. Nos puede pasar como en Bélgica. Allí el país estuvo año y medio sin gobierno, tras las elecciones de 2010, debido a las rivalidades entre flamencos y valones.

La crisis se solventó, por cierto, con otra coalición… ¡¡de seis partidos!! A esta siguió otra formada por cuatro partidos de centro derecha, en octubre de 2014: un acuerdo que llegó 130 días después de las elecciones.

Esto no es lo deseable, insisto, pero les aseguro una cosa: ni en Alemania ni en Bélgica nadie habla en plasma a los ciudadanos, ni incumple el programa electoral sin dimitir, ni diseña una guerra sucia contra el terrorismo y se va de rositas, ni se queda un minuto más en el sillón presidencial tras llevar el país a la quiebra.

 

Pero doy un paso más. Quizás ahora, que nos vamos a ir acostumbrando a las alianzas, haya llegado el momento de plantear otra vuelta de tuerca. Quizás sea el momento de plantearse en serio esa reforma legal que permita abandonar el sistema de listas cerradas y bloqueadas. Quizás sea la hora de implantar un sistema electoral mayoritario para que los cargos electos sean responsables ante sus votantes en vez de serlo ante la cúpula de sus partidos.

Vamos a perderle el miedo la política.

Más en twitter: @javierfumero

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