Javier Fumero

Ada Colau pide ayuda ahora al Ejército que ofendió

El recinto ferial de IFEMA ha sido habilitado por el Ejército para recibir a personas sin hogar. Lo mismo ha pedido Ada Colau.
El recinto ferial de IFEMA ha sido habilitado por el Ejército para recibir a personas sin hogar. Lo mismo ha pedido Ada Colau.

Se puede sintonizar con la mentalidad castrense o apostar por el pacifismo. A mi modo de ver todo hombre de bien es pacifista. Cualquier persona con cultura y educación adopta el uso de la fuerza como último remedio, ama la concordia y busca siempre el entendimiento. Debe lograr controlar sus impulsos violentos –los que todos llevamos dentro- si ha sido educado en la buena dirección.

Pero esto es compatible con entender que no todo el mundo es tan sensato. Por eso, para proteger a la sociedad, a los ciudadanos y asegurar que esos principios tan valiosos van a prevalecer sobre el horror, los países deben armar un ejército. Su principal misión será defensiva, disuasoria. Sólo en casos extremos deberán utilizar su potencial para un ataque.

Sin embargo, aquí en nuestro país no todos están de acuerdo con esto. Quizás por eso, Ada Colau llevaba años ofendiendo –día sí y día también- a los representantes de la Fuerzas Armadas en Cataluña. Los echó, por ejemplo, con cajas destempladas del Salón de la Enseñanza de Barcelona, sin ir más lejos.

Ahora parece haber cambiado. La alcaldesa ha pedido ayuda a nuestras tropas ante la pandemia para la construcción de un refugio destinado a las personas sin hogar. Ha aprovechado para pedir a la Unidad Militar de Emergencias (UME) -presente en Barcelona para desinfectar el Aeropuerto de El Prat y el Puerto- la construcción de un refugio provisional en la Feria de ciudad condal.

Ya lo he escrito aquí en alguna ocasión. Conozco a varias personas que eligieron el oficio de militar. He pasado tiempo con ellos y charlado largo y tendido. Y debo decir que los admiro por muchos motivos.

En primer lugar, porque dan más de lo que reciben. Cosa absolutamente extraña en la sociedad en la que vivimos, más inclinada a dar gato por liebre que su contrario. Hay de todo (como en todas partes) pero los que conozco son trabajadores abnegados, discretos y leales.

Habitualmente sirven a su país sin exigir explicaciones, son amantes del orden y dispuestos al sacrificio personal cuando la ocasión lo requiere. Son personas francas y directas, honestas e íntegras.

Y para colmo, contribuyen a ensalzar la ‘marca España’. Fuera de nuestras fronteras tienen un prestigio mítico, una reputación excelente. Tienen fama de eficaces, creativos, solícitos y capaces de una integración magnífica con la población civil del país en el que desarrollan sus misiones. Como ningún otro cuerpo extranjero.

El País publicó una entrevista este domingo al teniente general Fernando López del Pozo (Madrid, 1958), comandante del Mando de Operaciones, a quien el jefe del Estado Mayor de la Defensa ha encomendado el mando de la campaña militar contra el coronavirus.

 

El periodista cerró la entrevista preguntándole por la decisión de Ada Colau. Su respuesta fue lacónica pero clara: “Uno se acuerda de Santa Bárbara cuando truena”. Tiene razón. Pero este comentario demuestra lo que digo: no se lo van a tener en cuenta. Me alegra ver que Ada Colau rectifica.

Más en twitter: @javierfumero

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