Ajuste de cuentas entre Pablo y Pedro: si tú me das, yo te doy
Lo recordó ayer el propio Pedro Sánchez en rueda de prensa: las deliberaciones del consejo de ministros son secretas. Quien se salte esa obligación de confidencialidad se arriesga a una pena de uno a tres años de cárcel si de esa indiscreción se derivara un grave daño para al Estado o para terceros. Está en el artículo 417 del Código Penal.
Sin embargo, hoy podemos añadir una excepción a esta norma: “salvo que haya un ajuste de cuentas pendiente”. Es lo que parece haber sucedido este martes en la vuelta al cole de sus señorías, los miembros del Gobierno PSOE-Podemos.
A media mañana, saltó la noticia: Pablo Iglesias carga contra la ministra de Educación, la socialista Isabel Celáa, en el primer Consejo de Ministros tras las vacaciones. La acusó de “falta de liderazgo” y le reclamó más iniciativa, medidas concretas: bajar el ratio de alumnos por aula y la contratación de profesores.
Pum. ¿De dónde salió esa información? ¿Cómo llegó a los periodistas? Fue una filtración interesada, de eso no hay duda. De Moncloa no sale nada que no quieran sus señorías, máxime cuando tuvo lugar casi en tiempo real. Pero además, las noticias publicadas aludieron en todo momento a “fuentes de Unidas Podemos”. Es decir, la formación morada quiso anunciar a la opinión pública el guantazo a la ministra socialista.
¿Por qué ese pescozón retransmitido en directo a una compañera?
A mi modo de ver, hemos asistido efectivamente a un ajuste de cuentas. El día anterior, no lo olviden, la ministra socialista Margarita Robles apoyó públicamente la petición de comparecencia en el Congreso del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. A su juicio, debe dar explicaciones sobre la imputación de Podemos por presunta financiación irregular.
La titular de Defensa aseguró en la Cadena SER que “la transparencia siempre es buena y el control parlamentario siempre es positivo”. Y arreó a Podemos por sus críticas a las jueces: “Se pueden criticar las resoluciones judiciales, pero no comparto las descalificaciones personales ni se puede poner en tela de juicio al conjunto del Poder Judicial”.
No hay más cera que la que arde. Así se las gastan los socios de Gobierno. Buen rollo ante las cámaras, máximo apoyo al camarada de coalición… pero navaja trapera para dirimir enfrentamientos más o menos velados.
Eso sí. La sangre no llegará al río. El amor a la poltrona lo aguanta todo.
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