Javier Fumero

Algo le ha pasado a Isabel Díaz Ayuso

Isabel Díaz Ayuso.
Isabel Díaz Ayuso.

No sé si se han fijado pero es como si alguien nos hubiera dado el cambiazo. Esta Isabel Díaz Ayuso, la nueva lideresa, la que este lunes toma posesión como presidenta de la Comunidad de Madrid en un acto en el que estará arropada por el presidente de su partido, Pablo Casado, parece otra persona.

No tiene nada que ver con aquella candidata del PP a las elecciones autonómicas que no daba pie con bola. Meteduras de pata, imprudencias, salidas de pata de banco… hubo de todo. Se metió en charcos de forma innecesaria y cometió torpezas impropias de quien aspiraba a gobernar una región. Parecía faltarle fuste.

Sin embargo, desde hace días vengo siguiendo sus declaraciones, sus intervenciones en la Asamblea de Madrid, la gestión de las negociaciones, y no doy crédito. Insisto: parece otra persona. Es como si alguien –¿habrá sido ese asesor en la sombra llamado Miguel Ángel Rodríguez?- le hubiera dado un curso acelerado de liderazgo y saber estar.

Además, lejos de parecer abrumada por el peso que se le viene encima parece relajada, tranquila. No se descompone cuando la oposición le lanza ataques furibundos o le pide explicaciones por avales y menciones en etapas oscuras de su partido.

No sé. Quizás sucede aquí como con otras personalidades, de las que se ha dicho en el pasado que eran pésimos candidatos pero excelentes gobernantes. Veremos si es el caso. Oportunidad tiene ahora Díaz Ayuso de demostrar su valía.

De hecho, destaco aquí un punto del discurso de la nueva presidenta que me llama especialmente la atención: la defensa de la libertad de las personas. Debo decir que me gusta mucho esa música.

Frente al vicio que demuestran algunos de constreñir, de imponer, de embridar, de monitorizar, de controlarlo todo… la virtud de facilitar que las personas se muevan con autonomía, que elijan lo que consideren conveniente dentro del orden social que nos hemos dado.

Libertad para elegir las palabras, el lenguaje. Libertad para elegir la educación de los hijos, el modo de entender la vida, para emprender proyectos empresariales, hasta la elección de hospital público.

Como digo, esta tonadilla suena muy bien. Veremos si la nueva y cambiada presidenta es capaz de ejecutar la partitura que ella misma ha presentado, en forma y fondo.

 

Más en twitter: @javierfumero

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