Javier Fumero

No apuesten por Garzón: le tiemblan las canillas

El juego y las apuestas online han crecido durante el confinamiento
El juego y las apuestas online han crecido durante el confinamiento

Se puede haber convertido en uno de los ministros más decepcionantes del actual ejecutivo. Se llama Alberto Garzón y llegó al Gobierno como cuota comunista para ocupar una cartera social: la que reúne los derechos de los consumidores, el consumo ecológico y responsable, los juegos de azar y las casas de apuestas.

Aterrizó muy ilusionado y con un puñado de prioridades. La principal, la más relevante, aparecía recogida en el acuerdo de Gobierno firmado entre el PSOE y Unidas Podemos: la regulación de los juegos de azar para prevenir y frenar la ludopatía.

En el documento programático se anunciaba “una regulación de la publicidad de los juegos de azar y apuestas online, de ámbito estatal y similar a la de los productos del tabaco”, así como la introducción de “medidas de información, gestión y limitación del consumo de juegos de azar en el marco regulador de los juegos de azar y apuesta en línea, con el objetivo de reforzar la autoconciencia y autonomía del jugador de cara a prácticas de consumo saludable y para prevenir, anticipar o identificar la generación de patrones de juego problemático”.

El negocio de las apuestas mueve 8.000 millones de euros al año en España –el 98%, en apuestas deportivas–; el sector del juego en su conjunto mueve 41.828 millones en nuestro país. El desafío es considerable pero parecía llegada la hora de afrontar esta espinosa cuestión. Pues va a ser que no.

El ministro demostró, justo antes del confinamiento, que le temblaban las canillas. En febrero presentó un decreto para regular la publicidad de las casas de apuestas online. En este texto, el Gobierno prohíbe la publicidad de las apuestas salvo de 1 a 5 de la mañana… pero con la importante excepción de los eventos deportivos que comiencen más allá de las 20:00 horas.

Pero con el confinamiento llegó la constatación de que el lobby de las apuestas es un rival demasiado grande para este Ejecutivo y el ministro de Consumo, un político de muy poco fuste.

Nada más decretarse el estado de alarma el Gobierno prohibió la publicidad de apuestas deportivas (salvo la excepción citada del horario nocturno profundo). El anuncio coincidió, oh sorpresa, con la suspensión de las competiciones deportivas. Pero se alegó “motivos de salud”, para “evitar que las casas de apuestas hagan negocio con la preocupación y la ansiedad de la gente”.

Sin embargo, el pasado 10 de junio y coincidiendo exactamente con la vuelta del fútbol en España, el BOE anuló el artículo del real decreto que prohibía la publicidad de apuestas deportivas. Una vuelta a la casilla de salida. Chof. Y ya está. Seguimos como antes.

Mientras tanto, la ludopatía sigue haciendo estragos. Aumentó durante el confinamiento por el consumo masivo de Internet. Los expertos recuerdan que este cambio en el modo de apostar, de los locales físicos a la ventana on line, multiplica el daño en los ciudadanos. Por diversos motivos. Uno es el anonimato, la opción de quedar enganchado desde una pantalla en tu propia habitación sin que nadie se entere. Otro es la capacidad de consumir las 24 horas del día, de pasar horas y horas jugando dinero sin restricción de horarios, ni límites físicos.

 

Esto resulta especialmente lacerante en el caso de los jóvenes. Pueden falsear la edad más fácilmente a través de Internet y quedar enganchados a las apuestas o los juegos on line sin que sus padres se percaten.

Así están las cosas. El ministro ni está ni se le espera. Dramático.

Más en twitter: @javierfumero

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