Javier Fumero

Asalto al Capitolio de Cataluña

Celebración de la declaración de independencia en el Parlament de Cataluña el 27 de octubre de 2017.
Celebración de la declaración unilateral de independencia en el Parlament de Cataluña, el 27 de octubre de 2017.

No les ha gustado nada a los partidarios del independentismo catalán las comparaciones que se han hecho en las últimas horas entre el deplorable espectáculo del Capitolio invadido por ordas de ‘trumpistas’ y lo sucedido en Cataluña alrededor del 1-O.

Obsérvese, por ejemplo, este comentario extraído de Twitter:

-- “Veo que ya hay quien compara el asalto al Capitolio con el proceso catalán. Hay muchas diferencias, pero una es fundamental: Trump perdió las elecciones y pretende mantenerse por medios espurios. Los independentistas las ganaron y no pudieron elegir a su presidente”.

¿Ven lo que les digo? Es el uso de la demagogia, del subrayado interesado, de la tergiversación de la realidad para negar la evidencia.

El repudio al atropello de este miércoles en Washington se basa en el recurso a la ilegalidad para imponer por la fuerza lo que uno pretende y no ha logrado por vías democráticas. En Cataluña, un ejecutivo autonómico violó las leyes y el propio marco constitucional para declarar una independencia de forma unilateral. En los Estados Unidos, Trump alentó este 6 de enero el uso de la fuerza para no aceptar una derrota electoral que ningún juez ha logrado poner en duda.

Esa frase que dice “Trump perdió las elecciones y pretende mantenerse por medios espurios” del comentario anterior es perfectamente extrapolable a: “Puigdemont forzó un referéndum ilegal, simuló una victoria con medios espurios y proclamó una declaración unilateral de independencia también ilícita”.

Pero hay más paralelismos significativos. Hace un año se supo, gracias a un auto del juez Manuel García Castellón en el que dictó prisión para siete miembros de los Comité de Defensa de la República (CDR), que estos grupos tenían orden de asaltar el Parlament el llamado “día D”: el día de la notificación de la sentencia del procés.

La investigación de la denominada ‘Operación Judas’ dejó acreditado que el llamado CNI catalán fue el cerebro de este plan urdido para asaltar y ocupar el Parlamento catalán. En conversaciones telefónicas intervenidas a los investigados “se habla de la existencia de un plan de conspiración contra las instituciones del Estado, que consistiría en el asalto y posterior ocupación de forma ilegal del Parlamento de Cataluña en el precitado día D, con el fin último de subvertir el orden constitucional”.

No hay más ciego que el que no quiere ver. Ahora, algunos se escandalizan con el arranque de los fanáticos de Donald Trump. Pero en Cataluña se promovió una insurrección semejante. Ni más ni menos.

 

Más en twitter: @javierfumero

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