Javier Fumero

Por qué es bueno no tener todavía gobierno

Todos los sondeos lo confirman: los españoles están hartos de tanta incertidumbre. Reclaman una solución inmediata, un consenso por la vía rápida y la formación de un gobierno estable. Y ni hablar, por cierto, de una nueva cita electoral.

Yo discrepo.

Lo he dicho antes y lo repito hoy: todo lo que está pasando es muy bueno para España. Nos vendría bien poner en valor los puntos fuertes de este nuevo tiempo político, desdramatizar un poco, tener paciencia y disfrutar del momento.

Por cuatro razones:

1. Porque lo que está pasando es un fiel reflejo de lo que nos sucede como colectividad. La sociedad española ha cambiado. Nos hemos vuelto más reivindicativos. Exigimos más y toleramos menos los excesos. Por otro lado, esto ha dejado de ser cosa de dos grandes partidos, de corte tradicional. Esos bloques monolíticos ya no representan a todos los ciudadanos. La llegada al parlamento de nuevas formaciones es fiel reflejo de lo que nos pasa como españoles. Y eso es bueno.

2. Porque lo que está pasando confirma que se acabaron, al menos durante una larguísima temporada, las mayorías absolutas. La historia ha demostrado que en todas las ocasiones en las que nos ha gobernado un partido con mayoría parlamentaria la cosa ha terminado como el rosario de la aurora: rodillo, impunidad, atropellos e imposiciones. Sucedió con el PSOE de Felipe González, con el PP de Aznar y de Rajoy, con el PSOE de Andalucía, con la Convergencia de los Pujol, con el PP de Valencia y Madrid… Es muy conveniente algo así no vuelva a repetirse.

3. Porque lo que está pasando obliga a nuestros políticos a dialogar o marcharse. Los gobiernos frágiles exigen consensos, transparencia, constante rendimiento de cuentas. Y estas actitudes demandan humildad. Es imposible entenderse con quien piensa que siempre tiene razón y no se esfuerza en escuchar. No vale con una pose. Se exige una actitud de fondo. Esto vendrá muy bien a nuestra clase política.

4. Porque lo que está pasando puede permitir, ¡por fin!, situar como cuestiones transversales asuntos claves para el país. Pienso que todavía es pronto, falta tiempo. Pero vamos camino, efectivamente, de poder dejar para siempre fuera del debate ideológico algunos temas de gran trascendencia. Hablo de cuestiones como la Educación, el Empleo, la Sanidad o la atención a los más desfavorecidos, por ejemplo.

Este panorama, insisto, es ilusionante.

 

Es cierto que el nuevo escenario no sale gratis. Hay que pagar el precio de la incertidumbre, de esa alternancia que permitirá gobiernos también de los que no piensan como uno, de etapas que estarán marcadas por la inestabilidad, de los minutos de gloria protagonizados por esos expertos en juegos malabares tan aficionados a la demagogia.

Pero mi conclusión es que hay más ventajas que inconvenientes.

Más en twitter: @javierfumero

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