Javier Fumero

El bus del odio

En Madrid se ha montado una singular polémica con un autobús color naranja fletado por HazteOír que porta una leyenda que dice: “los niños tienen pene; las niñas tiene vulva; que no te engañen”. Y añadía: “Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo”. Los promotores se posicionan de este modo contra la transexualidad.

En medio del debate, este miércoles el fiscal de Madrid ha anunciado que abre diligencias para investigar un posible “delito de odio”.

Vaya por delante que no voy a defender el mensaje del autobús. No comparto esa manera de explicar las cosas. No utilizaría jamás a los niños para nada, no los instrumentalizaría ni para reivindicar una verdad. Aunque sea la estrategia empleada por colectivos que defienden lo contrario (como es el caso).

No defiendo tampoco a una organización llamada HazteOír. He leído bastantes cosas sobre el Yunque y no me siento cómodo ante el secretismo, la gente que no va de frente, las restricciones mentales y los planteamientos que no son integradores sino excluyentes.

Pero sí voy a comentar mi sorpresa ante lo que está pasando. Algunos se empeñan en imponer de nuevo una dictadura. En este país determinados grupos pretenden silenciar a quien no piense como ellos. Llaman odio a la disensión. Quieren prohibir que, todos menos ellos, recluyan al ámbito privado sus pensamientos, creencias, opiniones. Eso no es bueno, ni siquiera cuando alguien está equivocado.

Fíjense lo que ha pasado aquí. Como se ha dicho más arriba, se está calificando la actuación de este autobús como un ejercicio de odio. Odio al movimiento transgénero. Se insiste en que la libertad de expresión tiene límites, que hay un valor superior que se debe proteger: la igualdad.

Mientras tanto, en Las Palmas de Gran Canaria una drag queen se disfraza de la Virgen María y se crucifica en público. Se justifica afirmando que es una representación artística y que cada cual puede expresarse como quiera. Mientras tanto, la revista El Jueves vuelve a publicar en su portada una viñeta con la Infanta Cristina y Urdangarín manteniendo relaciones sexuales. Se reacciona con virulencia contra quien manifieste su desaprobación. Es humor, dicen.

Si el bus de HazteOír fomenta el odio, ¿qué fomenta la drag queen entre los católicos? ¿por qué este sentimiento no debe ser tenido en cuenta? ¿qué fomenta la revista El Jueves? ¿por qué el humor gamberro no tiene límites (salvo quizás el que ellos estipulen) y un bus naranja sí?

Hay que respetar a los transexuales. Claro, me parece bien. Pero ¿por qué no hay que respetar a los católicos, a los monárquicos, a los veganos, a los del Barça y a todos los que piensan de otra forma y lo expresan de modo respetuoso?

 

El Gran Wyoming anunció anoche en ‘El Intermedio’ de LaSexta que va a responder al autobús naranja con un autobús “en defensa de los derechos LGTB”. ¿Lo paralizará Carmena? ¿Lo detendrá el fiscal para investigar si incita al odio? ¿Por qué no?

¿Se trata de fomentar la diversidad? ¿Sí? ¿De verdad? Yo creo que no. Lo que se está fomentando es una diversidad concreta, teledirigida. El resto, a las catacumbas. Es una nueva inquisición. Como en las peores dictaduras.

Más en twitter: @javierfumero

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