Javier Fumero

Se busca “relato” urgente para los indultos

Iván Redondo en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional
Iván Redondo en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional

Pues ya estaría. El Gobierno de Pedro Sánchez empieza a admitir de forma oficial que prepara el indulto a los doce políticos catalanes, nueve de ellos en prisión, que lideraron el ‘procés’ y fueron condenados por organizar y promover la celebración de una consulta ilegal de independencia en 2017.

Será este verano, en ocasión propicia: es decir, cuando ni usted ni yo estemos muy atentos a nuestras pantallas, a ver si el ruido es el menor posible. Alguien ha apostado a que coincidirá con el día en el que se anuncie el fin de la obligatoriedad de portar mascarillas por la calle, en plena ‘operación salida’ o algo por el estilo. Veremos.

Sea de ello lo que fuere, cualquiera que sepa de comunicación política entiende que un anuncio de este estilo debe ir acompañado siempre de un “relato”, es decir, de un puñado de argumentos que ayuden a explicar qué se hace y por qué. Los mensajes deben ir dirigidos a la opinión pública para facilitar la digestión de cualquier anuncio pero es especialmente importante si es previsible que genere polémica, resistencia y críticas.

No tengo ninguna duda de que el equipo liderado por Iván Redondo en La Moncloa lleva meses trabajando en esto. A mi la tarea me parece prácticamente un imposible porque muy pocos van a entender este movimiento. Ni los políticos agraciados han mostrado arrepentimiento, ni son ancianos en el último tramo de su vida, ni están gravemente enfermos, ni ERC y Junts han abandonado su idea de romper España, ni la historia ha demostrado que ceder en esto provoque algún rédito.

Sin embargo, ya se están haciendo los primeros esfuerzos. El ministro de Justicia ha incoado las primeras explicaciones: “El instrumento de los indultos ha de ser visto con “naturalidad”, tanto si son favorables como si no lo son, o si son “totales o parciales”. Y el propio presidente del Gobierno ha lanzado su primer protector de estómago: “Tengo muy claro que la decisión que tome va a tener muy presente los principios y valores constitucionales de concordia, diálogo, entendimiento, superación de la crisis, encuentro. Para mí esos principios no son la venganza y la revancha”.

Flojito, flojito, ya lo sé. No hay apenas razonamiento. En el primer caso, hay una llamada a que usted cambie su modo de ver el asunto, prácticamente porque yo lo digo; y en el segundo, una paradójica apelación a unos valores constitucionales... que fueron violados precisamente por quienes han delinquido y siguen promoviendo su demolición. Tremendo equiparar ley y venganza. Todavía estamos en los prolegómenos de este trabajo de pedagogía, no hay duda.

Pero podemos hacer un esfuerzo y buscar el modo de vender esta burra, ponernos en la piel de los asesores presidenciales y sugerir argumentos que intenten justificar la gran noticia. A ver qué les parecen estos:

-- El indulto no es algo inusual en nuestro país para casos políticos de alto nivel. Ya se ha hecho en el pasado y no se ha caído el mundo. Ejemplos: a) El Tribunal Supremo, sin ir más lejos, se mostró favorable a la medida de gracia para Rafael Vera y José Barrionuevo tras su implicación en aquel terrorismo de Estado que fueron los GAL; b) El general Alfonso Armada fue indultado tras su condena por el golpe de Estado del 23-F; c) El Gobierno español también concedió el indulto a dos militares condenados como responsables directos de los errores en la identificación de los restos de sus compañeros fallecidos en el accidente del YAK-42.

-- Es muy probable que el Rey emérito vaya a necesitar de toda la protección del Tribunal Supremo si salen a la luz los supuestos delitos que se le atribuyen a don Juan Carlos. El aforamiento le otorga este paraguas. ¿No es otra forma de indulto? ¿Por qué se le concede al emérito la gracia de salir airoso, sin juicio y sin condena, de sus presuntos desmanes y no a los políticos catalanes? ¿No sería actuar con una doble vara de medir?

 

-- Los indultos están justificados porque el 1-O también fue culpa de España. La actuación de la justicia española fue desproporcionada, el gobierno central fue poco sensible y terco. Los políticos catalanes en prisión fueron víctimas también de un cúmulo de errores cometidos en Madrid.

¿Le convencen estos razonamientos? A un servidor, no. Por eso entiendo que en Moncloa estén buscando alternativas. No sé cuáles, porque el muro que es preciso superar es altísimo. Indultar a condenados por delitos tan graves sin que medie arrepentimiento o causa de fuerza mayor (edad avanzada, enfermedad grave o terminal) supone atentar directamente contra el Estado de derecho y la propia concepción jurídica que lo sustenta. El que se atreva a hacerlo deberá tentarse la ropa porque atravesará una línea sin retorno.

Más en twitter: @javierfumero

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