Javier Fumero

Calculada francofuribundia

Calle en honor a Franco en Arona, Santa Cruz de Tenerife.
Calle en honor al General Franco en Arona, Santa Cruz de Tenerife.

Llevo tiempo expresando mi opinión sobre este tema. Así que los lectores más veteranos de este blog saben perfectamente lo que pienso sobre Franco, el franquismo y el Valle de los Caídos.

Somos bastantes los que tuvimos un abuelo en cada bando de la guerra civil española. Por lo que ese enfrentamiento dejó dolor en nuestras familias pero así, en general. Crecimos al margen de consignas familiares. Hubo agraviados y ofendidos bajo las dos banderas. La contienda fue un periodo vergonzante y el franquismo tampoco se mostró un digno vencedor.

Por eso siempre me pareció loable el empeño de los grandes políticos de la transición por pasar página. De no ajustar cuentas con nadie porque todos tendrán, sin duda, algo que reclamar legítimamente.

Me parece anacrónica la persecución de estatuas ecuestres, de calles con nombres de militares franquistas y hasta aquella “liposucción” diseñada para el Valle de los Caídos: ¿se acuerdan de la propuesta del Gobierno Zapatero para hacerle un “lifting” a las instalaciones y transformarlas en un balneario, un parque de atracciones o un zoológico tropical?

A Pedro Sánchez se le entiende todo. Esta urgencia insólita en un asunto tan, tan, tan político lo retrata perfectamente. Su glamuroso Gobierno está paralizado, con las manos atadas. Qué desperdicio. No puede sacar adelante ni un proyecto político decente porque sus rivales no le consienten ni el más mínimo minuto de gloria.

Por eso debe recurrir a los fuegos artificiales, a la política de gestos. Parece que gobierna cuando abre la puerta de España a un barco lleno de inmigrantes a la deriva. Y parece que manda con mano firme cuando utiliza un real decreto-ley para exhumar de forma urgente los restos de Franco del Valle de los Caídos.

Los decretos-ley están reservados exclusivamente para casos de “extraordinaria y urgente necesidad”. Y ya saben ustedes la gran demanda social que existe en España sobre los restos del dictador que llevan 43 años durmiendo en la basílica de Cuelgamuros.

Como decía el otro, la urgencia de desenterrar a Franco es innegable: “por culpa de Franco la gente no llega a fin de mes, los atascos se eternizan en las ciudades, los catalanes no independentistas ven pisoteados sus derechos y el cambio climático nos acabará matando”.

Alguno argumenta que Rajoy también abusó de este atajo presidencial para saltarse al Parlamento. Y es cierto. Pero hay dos salvedades importantes. Primero: Pedro Sánchez aseguró hace tres años que si llegaba a Moncloa este abuso no se volvería a producir (está grabado), por lo tanto, además de abusar, miente. Y segundo: si uno utiliza este argumento de que el otro también lo hace, queda desacreditado para exigir su fin; lo que le molestaba es que lo hiciera el otro y no él.

Por todo lo dicho, es evidente que esta “francofuribundia” del PSOE (la expresión es una adaptación del título de un libro publicado por Juan Luis Cebrián hace 15 años) es fruto de una pose. Está perfectamente calculada. Pedro Sánchez resucita el pasado porque no tiene futuro. Lamentable.

 

Más en twitter: @javierfumero

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