Javier Fumero

Cese temporal de la convivencia entre PSOE y Podemos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.

Ojo a las semanas que vienen. El Gobierno de coalición ha entrado en una fase extremadamente delicada y comienza a recorrer un camino inexplorado. Hay que ver cómo logran manejar la nueva situación. Comprobar si la sangre llega al río o se consiguen minimizar los efectos perniciosos de este distanciamiento. El motivo del actual desacuerdo entre los socios lo conoce todo el mundo: la reforma de la Ley del sólo sí es sí.

Para Unidas Podemos es un agravio, un claro retroceso en el proyecto más emblemático de las campañas de izquierda que ha abordado este Ejecutivo desde que pisa moqueta. Para el PSOE es una bomba de relojería que es preciso desactivar cuanto antes, limitando el daño –ratificado por los sondeos demoscópicos internos- que supone observar, día tras día, cómo condenados por delitos de violencia machista rebajan sus penas por una norma mal diseñada.

El momento es también sumamente frágil: a pocos meses de unas elecciones municipales y autonómicas que se presumen de gran trascendencia. Las votaciones siempre son importantes pero, en esta ocasión, servirán para medir el grado de desgaste de este Gobierno de izquierdas y la pujanza del nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Hay mucho en juego, por tanto, con la mirada puesta en las generales de final de año.

De ahí que, a día de hoy, todo vaya a quedar en una simple bronca de puertas a dentro. Uno de los cónyuges dormirá en el sofá una temporadita, poco más. Como sería extraño asistir ya a una ruptura con todas las de la ley, se va más bien hacia un “cese temporal de la convivencia”, aquella fórmula que utilizó la Casa Real en noviembre de 2007 para anunciar la separación de los duques de Lugo, la infanta Elena y Jaime de Marichalar.

Aquello fue muy comentado, si lo recuerdan, por el encaje de bolillos que tuvo que idear Zarzuela para evitar las palabras “separación”, “divorcio” o “ruptura”. Quizás porque entonces se pensaba que la decisión de la pareja podía ser reversible. No lo sé. El caso es que esta figura se puede aplicar ahora perfectamente al caso de socialistas y podemitas.

Hay quien recomienda no creerse nada porque se trata sólo de un paripé. PSOE y Podemos se siguen necesitando. A ninguno de los dos le viene bien romper definitivamente ahora y provocar un adelanto electoral. Los dos partidos necesitan tiempo para alejarse lo más posible de los indultos, de las reformas de los delitos de sedición y malversación, del Tito Berni, de Ferrovial, y de la Ley del sólo sí es sí… y mejorar en los sondeos. Pero nunca se sabe. Las rupturas las carga el diablo.

Más en twitter: @javierfumero

 
Comentarios