Comisión de la Verdad pero de la buena
Estamos muy poco leídos. Y así nos va, claro. Lo recordaba aquel veterano profesor, tan solemne como prepotente, cuando entraba en clase el primer día de curso y soltaba tajante:
-- “Tenedlo claro. Nos separan 5.000 libros de distancia. Los que yo he leído y vosotros no”.
Pedro Sánchez acaba de recordar desde Bolivia (no es broma) que se dispone a crear una “Comisión de la Verdad”. Se trata de un mecanismo utilizado en países que acaban de sufrir graves conflictos internos o procesos políticos dictatoriales y que regula el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
El Gobierno pretende investigar ahora los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y la Dictadura de Franco y emitir un” informe oficial” sobre lo acontecido en España entre 1936 y 1975. Ochenta años después del fin de la guerra y cuarenta tras la muerte del dictador.
La decisión supone, por lo pronto, ignorar ese esfuerzo común llamado Transición Española y la Ley de Amnistía de 1977, con todo lo que esto supuso. Pero ¿de verdad se ha parado el PSOE a visualizar lo que propone? Una comisión de este tipo exige tomar declaración a las víctimas (ya ancianas), llamar a declarar a represores y reprimidos, reabrir investigaciones sobre enfrentamientos militares y sucesos controvertidos: desde fusilamientos a paseíllos, pasando por ajusticiamientos clandestinos, encarcelamientos arbitrarios y expolios de bienes.
¿Se imaginan tener que revivir de nuevo todo ese dolor en una especie de 'Sálvame' mediático? ¿Se imaginan lo que supondría para la inmensa mayoría de los españoles? Ni a Felipe González ni a Alfonso Guerra, con todo su izquierdismo militante, les pareció sensato… vaya usted a saber por qué.
Sin embargo, Pedro Sánchez considera básico reescribir la historia como si lo pactado en su momento no hubiera sido suficiente. En el fondo, como digo, es falta de lecturas.
George Orwell podría pasar por el próximo delantero centro que aspira a ganar la Champions pero no. Es famoso por otro motivo. Escribió un librito, llamado ‘1984’, donde con asombrosa intuición, describió el hipotético devenir de un régimen totalitario que deseaba controlarlo todo.
Winston Smith trabajaba como funcionario en el Ministerio de la Verdad cuya principal misión consistía en reescribir la realidad a gusto del todopoderoso. Para eso diseñaba todo tipo de mentiras oficiales, las ‘fake news’ de la época, dirigidas a cambiar a su antojo el imaginario colectivo. Premonitorio.
Pues que se apresure Pedro Sánchez a dejarnos claro, a quienes vivimos de contar las cosas, qué podemos y qué no podemos escribir. La proposición de ley del PSOE que habla de esta Comisión de la Verdad establece condenas de hasta cuatro años de prisión y diez de inhabilitación a quienes “lesionen la dignidad” de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo.
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