Javier Fumero

Cotufas para el show de Villarejo

El comisario jubilado José Manuel Villarejo, atendiendo a los medios de comunicación
El comisario jubilado José Manuel Villarejo atiende a los medios de comunicación

Me van a perdonar, pero en Canarias llamamos cotufas a las peninsulares palomitas de maíz, ese término que tan repipi nos suena a los insulares. Una vez escuché decir que nuestro vocablo proviene de Venezuela y es una traslación coloquial de la frase en inglés “corn to fry“. Palomitas o cotufas, propongo pertrecharse de un buen bol de este aperitivo y sentarse a contemplar entretenidos el show que nos ha prometido Villarejo.

Porque el comisario jubilado (ahora hay que llamarlo así, asegura el propio interesado: nada de “ex”) ha propuesto de todo: acción, aventuras, terror, sangre, pasión y hasta risas. Lo ha dicho abiertamente: tiene de todo y de casi todos. No salía de casa sin encender la grabadora por lo que guarda registros sonoros de amigos y enemigos, socios y compinches, periodistas, empresarios, abogados, nobles y mafiosos.

Además, el personaje ha sido vinculado a un amplio historial de presuntas operaciones de lo más variado: salidas de dinero de España, movimientos de armas ilegales, encargos obscenos, chantajes, líos de faldas, campañas denigratorias... Tiene documentos y filmaciones. Todo “información sensible”, precisamente el nombre de una web que el propio Villarejo puso en marcha años atrás y dejó en manos de su esposa, Gemma Alcalá.

Dicen quienes han tenido acceso a parte del material que se le ha incautado, que hay asuntos relacionados con Cataluña, el rey Juan Carlos I y Pablo Iglesias. Pero ya hay piezas judicializadas referentes a BBVA, Iberdrola, Repsol y Caixabank. También realizó trabajos sucios para los gobiernos de turno, para todos. Anotaba en sus cuadernos los encuentros con políticos, periodistas, empresarios y policías.

De ahí el temor de bastantes personalidades de este país a que el personaje se descontrole y tire de la manta. En este contexto, esta salida de prisión es muy, muy, muy extraña. No tiene un pase. Es cierto que el primer juicio contra él ha sido señalado para el próximo 13 de diciembre y Villarejo iba a cumplir en prisión preventiva más tiempo de los cuatro años máximos que estipula la ley. Pero se le ha puesto en la calle… ¡nueve meses antes de que venza el plazo!

Esto no es normal. Se le debía haber excarcelado el día antes del vencimiento, no antes. ¿O es que ya no rigen los motivos por los que estaba en prisión: riesgo de fuga, riesgo de destrucción de pruebas, riesgo de amenazas y coacción de testigos, riesgo de volver a delinquir? Pues si no ha decaído ninguno de estos supuestos, se le debía haber dejado entre rejas hasta el día antes de que venza el plazo.

¿Se habrá llegado a algún pacto con él? ¿Pondrá ahora pies en polvorosa? Dinero tiene, y mucho. Y amigos capaces de ‘hacerle un Paesa’, también. Ya saben: cambiar de identidad, de rostro, de fisonomía, adoptar una nueva vida y hasta luego, Lucas.

Yo soy partidario de que comience el show. Quiero que se sepa todo. Ojo: puede ser doloroso, duro, y se corre el riesgo de poner todo tan patas arriba, que se ponga en riesgo la propia estabilidad del sistema. Vale. De acuerdo. Lo compro. Pero no queda más remedio. Si se quiere limpiar todo de verdad hay que abrir puertas y ventanas. Que corra el aire, pero hasta el último rincón. Nos haríamos un flaco favor si dejáramos un par de habitaciones estancas, llenas de mierda y de cadáveres en un arcón.

También porque, llegados a este punto, conviene ser ejemplarizantes. Es bueno para la sociedad que siga calando la idea de que “el que la hace, normalmente la paga”. Que muy pocos (cada vez menos) son los pillos que se van a ir de rositas por utilizar atajos, malas artes o hacer trampas. Que compensa ser decente y no un maleante.

 

Más en twitter: @javierfumero

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